INDIO HATUEY, Cuba: El bioquímico cubano Dayron Martin, vestido con una bata de laboratorio blanca y jeans, mira por encima de una mesa plagada de gusanos de seda con la admiración de un padre orgulloso.
Cientos de orugas de color crema se arrastran sobre un lecho de hojas de morera de color verde oscuro, el alimento preferido del gusano, recién arrancadas de los arbustos en las afueras de su laboratorio.
Ésta es la recompensa, dice: los gusanos, nativos de Asia pero felizmente trasplantados a Cuba, están hilando una fibra blanca fina y brillante que espera que sea utilizada por los artesanos cubanos para crear productos que van desde vestidos, blusas, camisas e incluso cosméticos. .
Martín, que dirige el proyecto ArteSeda en la «Estación Experimental Indio Hatuey» en el oeste de Cuba, supervisa el proceso de principio a fin, desde la cría de las orugas hasta la producción de su alimento preferido y luego la cosecha de la seda.
«Es un proceso ancestral que tiene más de 5.000 años», dice Martin sobre la práctica tradicional china, aunque señala que sólo recientemente se ha adoptado en Cuba.
«(Los gusanos) necesitan condiciones muy específicas», dijo.
Cuba cumple los requisitos. Las temperaturas suaves, los vientos alisios y una temporada de crecimiento durante todo el año aseguran un hogar feliz y abundante alimento para las lombrices, que han hecho la transición a su nuevo hogar.
Los gusanos de seda son la larva de una polilla (Bombyx mori) originaria de Asia. Tejen un capullo de fibra de seda que se ha utilizado durante mucho tiempo como fuente de seda comercial.
El proyecto cubano, que comenzó con financiación de la Unión Europea, el gobierno cubano y más recientemente del gobierno francés, tiene como objetivo enseñar a los artesanos el proceso y permitirles criar sus propios gusanos desde cero.
Luego, los artesanos usan su seda para crear productos de cosecha propia que venden tanto a turistas como a lugareños, dijo Dalgi Chaviano, propietario de una pequeña tienda en La Habana que produce cosméticos, artesanías, jabones, telas y estampados.
Chaviano dijo que recientemente recibió autorización del gobierno local para cultivar moreras y gusanos de seda en La Habana, lo que le permitirá producir su propia materia prima.
«Cada día descubro algo nuevo que hacer con la seda», dijo Chaviano mientras le daba los toques finales a un par de aretes de seda roja.