BEIJING: El gigante informático estadounidense IBM confirmó el lunes (26 de agosto) que cerrará su división de investigación y desarrollo en China.
Varios empleados dijeron a la AFP que les habían informado durante una breve reunión con ejecutivos estadounidenses el lunes que la compañía desmantelaría su equipo de investigación y desarrollo en China y trasladaría sus operaciones a otro país.
Cuando se le preguntó sobre los recortes, un portavoz de IBM dijo a AFP: «IBM adapta sus operaciones según sea necesario para servir mejor a nuestros clientes, y estos cambios no afectarán nuestra capacidad para apoyar a los clientes en toda la región de (la) Gran China».
Los empleados dijeron que se podrían eliminar más de 1.000 puestos de trabajo en China y que no estaba claro a dónde trasladaría la compañía sus operaciones.
«Hoy se acaba de anunciar oficialmente», dijo un empleado, que no quiso dar su nombre.
El empleado, que afirmó haber trabajado para IBM durante 10 años, dijo que «todos permanecieron relativamente tranquilos… se siente más como una separación pacífica».
La empresa ha operado en China durante décadas y emplea a miles de personas en el país.
Sus equipos de investigación y desarrollo tienen su base en varias ciudades, incluidas Pekín, Shanghái y Dalian.
Los miembros de esos equipos dijeron que se les impidió acceder al servidor de la compañía durante el fin de semana.
Las tensiones entre Estados Unidos y China han llevado a numerosas empresas internacionales a despedir empleados o trasladar algunas de sus operaciones en China a otros lugares.
El Wall Street Journal informó en mayo que el gigante tecnológico Microsoft había pedido este año a cientos de empleados radicados en China en sus operaciones de computación en la nube e inteligencia artificial que se transfirieran fuera del país.
La medida fue motivada por el creciente escrutinio sobre su presencia en China, afirmó el periódico.
Las empresas estadounidenses en China se han quejado cada vez más de lo que consideran un entorno empresarial injusto, con protección limitada de la propiedad intelectual y trato preferencial otorgado a los competidores nacionales.
Esos temores se vieron agravados el año pasado por una amplia ofensiva contra las empresas consultoras estadounidenses que operan en China.