TOKIO: Beijing ha estado bastante tranquilo mientras TikTok, la primera aplicación de éxito mundial nacida de su sector tecnológico nacional, lucha por su vida en EE.UU..
El debate sobre si Washington prohibirá TikTok debido a lo que se percibe como preocupaciones de seguridad nacional relacionadas con la base en Beijing de su empresa matriz, ByteDance, ha estado latente durante años. En el pasado, los funcionarios chinos no han rehuido la dura retórica que expresa su oposición. Pero ahora, cuando parece más probable que nunca que se imponga una prohibición, Beijing mantiene sus cartas cerca del pecho.
En los meses transcurridos desde que la legislación que obligaría a TikTok a desinvertir en ByteDance llegó al Congreso y ahora a los tribunales, los portavoces del Ministerio de Relaciones Exteriores de China han objetado las solicitudes de comentarios, refiriéndose a comentarios anteriores. Es decir, una declaración de marzo de funcionarios de comercio de que China “salvaguardará resueltamente sus derechos e intereses legítimos”.
Pero sería prematuro interpretar el reciente silencio como algún tipo de indicación de que Beijing se lo tomará tranquilamente. Las empresas estadounidenses con exposición a la segunda economía más grande del mundo, desde Apple hasta Tesla, deberían prepararse para golpes colaterales si se intensifica el ojo por ojo.
Y los formuladores de políticas no serían prudentes si subestimaran el poder que Beijing podría desplegar en respuesta a lo que anteriormente ha denunciado como “intimidación” injusta.
Una audiencia de alto riesgo en el Tribunal de Circuito de DC la semana pasada no le fue bien a TikTok. Las probabilidades de que se detenga la prohibición cayeron del 70 por ciento al 30 por ciento, según analistas de Bloomberg Intelligence. Y si no gana esta batalla judicial, la probabilidad de revertir esa pérdida es del 10 por ciento.