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El escritor es presidente del Banco Interamericano de Desarrollo
La historia de Argentina ha estado marcada por crisis económicas recurrentes. Liberarse de esta historia requiere un sector público más eficiente y un sector privado dinámico que genere oportunidades y sirva como motor del crecimiento.
El actual gobierno de Argentina, encabezado por el presidente Javier Milei, ha estado tomando medidas decisivas en esta dirección. En solo siete meses, ha logrado avances notables en el restablecimiento del muy necesario equilibrio fiscal al convertir un déficit primario del 2,9 por ciento del PIB a finales de 2023 en un superávit del 1,5 por ciento del PIB a finales de agosto de este año.
No ha sido sencillo. Argentina aumentó los ingresos y redujo el gasto mediante la reducción de subsidios, el gasto en infraestructura, los salarios del sector público y las transferencias a los gobiernos subnacionales, al tiempo que aumentó las tarifas de los servicios públicos y recaudó impuestos especiales.
Para mantener el rumbo, el gasto público debe volverse más eficiente y equitativo. En 2018, nuestras estimaciones del Banco Interamericano de Desarrollo indicaban que se podría reasignar hasta el 7 por ciento del PIB, con ineficiencias en transferencias y subsidios del 3,3 por ciento del PIB. Sigue siendo fundamental seguir mejorando la eficiencia del gasto y redirigiendo los recursos para apoyar mejor a los argentinos más vulnerables. Con ese objetivo en mente, el BID está trabajando estrechamente con el gobierno para mejorar la eficiencia del gasto y fortalecer la protección social.
Pero mejorar las cuentas públicas de Argentina y mejorar la estabilidad macroeconómica es sólo una parte de la historia. El objetivo final es crear oportunidades de empleo y lograr un crecimiento inclusivo duradero. Aquí es donde una asociación entre un sector público comprometido y un sector privado vibrante puede ser una poderosa fuerza de cambio.
Argentina debe ofrecer incentivos claros para la innovación del sector privado, la creación de empleo y el financiamiento para mejorar la productividad. Esto requiere un marco regulatorio que promueva la eficiencia y atraiga la inversión privada. Para ello, el gobierno de Milei ha estado simplificando activamente una larga lista de regulaciones y controles. Cuando el gobierno garantiza un clima empresarial favorable, el sector privado puede aprovechar esta base para invertir e impulsar el progreso. Un enfoque así permitiría a Argentina liberarse de los ciclos de crisis de auge y caída.
Argentina está en una posición única para beneficiarse de la creciente necesidad del mundo de abordar importantes desafíos compartidos, como la seguridad alimentaria, entre otros. De hecho, Argentina ilustra perfectamente lo que América Latina y el Caribe en su conjunto tienen para ofrecer al mundo.
Argentina juega un papel crucial en la seguridad alimentaria mundial. Es el mayor exportador mundial de aceite y harina de soja, el segundo exportador de maíz y el tercer exportador de soja. El país también alberga las terceras reservas de litio más grandes del mundo, lo que lo convierte en un actor clave en la transición energética global y un actor principal en la cadena de suministro de minerales críticos. Estas oportunidades, junto con el programa de reformas del gobierno, deberían darle a Argentina un nuevo atractivo para los inversores.
Para promover un crecimiento sostenido también será necesario aprovechar nuevas oportunidades en otras áreas, por ejemplo, en las redes de telecomunicaciones, en la manufactura y la agricultura, y en el potencial del país para desempeñar un papel más importante en las cadenas de suministro globales. Los intermediarios financieros como el BID pueden catalizar este impulso.
Para subrayar nuestro compromiso con el progreso de Argentina tanto en el sector público como en el privado, el BID está apoyando al país en dos frentes. En primer lugar, para mejorar las operaciones gubernamentales en áreas como la eficiencia del gasto, los subsidios energéticos y la protección social, en 2024 el BID espera proporcionar a Argentina más de 2.400 millones de dólares en préstamos para el sector público; esto incluye tanto las operaciones aprobadas como las próximas que esperamos presentar a la Asamblea General. Directorio del BID para su aprobación. Este último incluye un préstamo basado en políticas actualmente en negociación que apunta a aumentar la eficiencia del sistema tributario y mejorar la calidad del gasto público.
Al mismo tiempo, el brazo del sector privado del BID, BID Invest, planea aprovechar su nuevo modelo de negocios y capitalización para invertir o financiar más de 20 proyectos del sector privado por valor de US$1.400 millones en agronegocios, infraestructura, energía y minería durante los próximos años. dos años. Por ejemplo, tenemos tres operaciones de litio y cobre en varias provincias, especialmente en Salta.
Una transformación duradera en Argentina dependerá de un sector privado audaz que aproveche estas y otras oportunidades para crear empleos e impulsar el crecimiento. Un sector público eficiente, regulaciones simplificadas, una protección social sólida y un sector privado que intervenga y dé un paso adelante pueden crear un círculo virtuoso de estabilidad y crecimiento sostenido inclusivo. El pasado no tiene por qué ser un prólogo para la Argentina.