El nuevo enfoque de la Comisión respecto de las asociaciones internacionales podría requerir un cambio radical en la colaboración para el desarrollo, mientras los inversores ya huelen las ganancias, las ONG y los actores de la sociedad civil advierten sobre la pérdida de una política de desarrollo justa. Udo Bullmann critica la dirección actual y pide una estrategia transformadora que combine el progreso económico con el desarrollo social y ecológico.
Udo Bullmann es miembro alemán del Parlamento Europeo y coordinador del Grupo S&D en la Comisión de Desarrollo.
Las directrices estratégicas de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, así como la carta de misión del recién nombrado Comisario Europeo de Asociaciones Internacionales, señalan un cambio fundamental de dirección en la política de cooperación al desarrollo de la UE, enfatizando la necesidad de capitalizar su potencial geoeconómico.
Este nuevo enfoque se centra en aumentar los recursos para la iniciativa Global Gateway, particularmente en infraestructura, con el objetivo de generar beneficios mutuos tanto para el Sur Global como para Europa. En particular, este esfuerzo tiene como objetivo «ayudar a asegurar el suministro de materias primas, energía limpia y tecnología limpia».
Las inversiones pueden y deben beneficiar a los pobres
Las inversiones en infraestructura han desempeñado un papel fundamental en la promoción del crecimiento inclusivo, la reducción de la pobreza y la lucha contra la desigualdad en muchos países en desarrollo. Los proyectos, en particular los centrados en ampliar el acceso a la electricidad, el agua, el saneamiento, las telecomunicaciones, las carreteras y los ferrocarriles, han mejorado notablemente las oportunidades económicas de las poblaciones más pobres y mejorado su calidad de vida en general. Por ejemplo, el acceso a la electricidad aumenta la productividad y las oportunidades de ingresos para los hogares desfavorecidos, particularmente en las zonas rurales, al tiempo que mejora los resultados en materia de salud y educación. De manera similar, una infraestructura de transporte mejorada puede reducir los tiempos de viaje, desbloqueando así el empleo, el espíritu empresarial y el acceso a los servicios sociales.
Según la Agencia Internacional de Energía, en 2023, al menos 750 millones de personas en todo el mundo carecían de acceso a la electricidad, el 80% de las cuales vivía en el África subsahariana. Además, 2.000 millones de personas no tenían acceso a agua potable y 3.600 millones carecían de servicios sanitarios adecuados. En África, el 70% de la población rural estaba desconectada de los sistemas de transporte. Por lo tanto, invertir en estas infraestructuras es crucial para promover el desarrollo sostenible del Sur Global.
No todas las inversiones son inherentemente beneficiosas
Las inversiones no benefician automáticamente a una sociedad. Las buenas inversiones son aquellas que no se centran únicamente en la rentabilidad sino que también priorizan el bienestar humano. Estas inversiones deben diseñarse para beneficiar a poblaciones más amplias, en particular a los excluidos socioeconómicamente en el Sur Global. Países como Brasil, China e India han invertido fuertemente en infraestructura durante las últimas dos décadas, no sólo para sostener altas tasas de crecimiento sino también para aliviar la pobreza.
Un ejemplo notable de inversión centrada en las personas en el marco de la iniciativa Global Gateway es un proyecto piloto en Lesotho, dirigido por la Comisión Europea. Este proyecto tiene como objetivo ampliar la red eléctrica del país utilizando fuentes de energía renovables y al mismo tiempo adaptar soluciones para garantizar el acceso a las comunidades rurales más pobres y vulnerables.
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible son indispensables
Los objetivos geoeconómicos de la iniciativa Global Gateway, tal como los ha esbozado la nueva Comisión, son sin duda relevantes para el futuro de Europa. Sin embargo, los verdaderos beneficios mutuos para la UE y sus países socios sólo pueden lograrse si estas inversiones apuntan principalmente a promover los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en el Sur Global. Esto incluye salvaguardar el medio ambiente, combatir el cambio climático y abordar la pobreza y la desigualdad, que son factores clave que socavan la cohesión y la estabilidad sociales y alimentan desafíos como la migración.
Abordar la pobreza y la desigualdad es particularmente relevante, ya que las estimaciones del Banco Mundial indican que el número de personas que viven en la pobreza extrema, con menos de 2,15 dólares al día, fue de 712 millones en 2022, un aumento significativo con respecto a 2019.
Este aumento fue impulsado por la pandemia, la guerra en Ucrania y una recesión global, todo lo cual ha tenido efectos particularmente graves en el bienestar social, la educación y los sistemas de salud. Esta es la razón por la que las inversiones centradas en las personas deben ir acompañadas de un apoyo sólido a infraestructuras sociales clave, como la educación básica, la atención sanitaria y la protección social. Las intervenciones en estas áreas no deben disminuir, sino aumentar.
Como resultado, la agenda de los ODS no puede quedarse en un mero compromiso sobre el papel. Debe servir como marco rector central para todas las acciones de la Comisión Europea en asociaciones internacionales, especialmente dentro de la iniciativa Global Gateway.
Evaluar a dónde va el dinero
Hay mucha desconfianza en cómo se gasta el dinero para las asociaciones internacionales. Los actores considerados saben que las promesas neoliberales no funcionan.
La anterior Comisión Europea introdujo instrumentos de evaluación, en particular el Marcador de Desigualdad, que, junto con el marco de los ODS, deben reforzarse y ampliarse.
Estas herramientas garantizarán que las inversiones beneficien a las poblaciones socioeconómicamente más desfavorecidas, incluidos los hogares de bajos ingresos, las mujeres y las minorías, y al mismo tiempo garantizarán que el impacto distributivo de las intervenciones se mida adecuadamente.
Además, es esencial fomentar el papel activo de las organizaciones de la sociedad civil y las ONG en la planificación y el seguimiento de las inversiones. Este enfoque ayudará a garantizar que las intervenciones sigan centradas en las personas y alineadas con las necesidades de las comunidades vulnerables.
Este enfoque en la transparencia y los resultados mensurables ayudará a satisfacer las expectativas de los contribuyentes europeos, quienes, según numerosas encuestas de opinión pública, apoyan en gran medida la financiación de la cooperación para el desarrollo, siempre que beneficie a los grupos más vulnerables del Sur Global.
En el contexto geopolítico más amplio, este enfoque ayudará a la UE a forjar una posición distintiva en el Sur Global. Al centrarse en un desarrollo verdaderamente inclusivo y en la justicia social, la UE puede efectivamente marcar una diferencia en las políticas ofrecidas por Rusia y China. En lugar de simplemente competir por influencia, la UE puede destacarse defendiendo la justicia social y el crecimiento inclusivo, valores que son centrales para el modelo social europeo, el núcleo de su propia historia de éxito.