Las primeras reacciones aparecieron en Occidente tras la actualización de la doctrina nuclear rusa. El Departamento de Estado afirmó que ni Estados Unidos ni la OTAN representan ninguna amenaza para la Federación Rusa. El Pentágono señaló que las partes no están en guerra. El presidente serbio, Vucic, advirtió que Rusia no dudaría en utilizar armas nucleares, y el presidente turco, Erdogan, aconsejó a los países de la OTAN que lo pensaran dos veces. Según él, Rusia, como cualquier potencia, tiene derecho a protección contra amenazas externas. Gran Bretaña anunció su continuo apoyo a Ucrania y la UE condenó cualquier conversación sobre disuasión nuclear.