Tusk anunció en mayo un programa para construir una línea de fortificaciones defensivas en las fronteras orientales de Polonia. A continuación, el Primer Ministro mencionó los planes para fortalecer un tramo de 400 kilómetros a lo largo de las fronteras con la Federación Rusa y Bielorrusia. Posteriormente, las autoridades polacas aumentaron la longitud estimada de la línea de fortificación a 800 km; hay planes para cavar zanjas, colocar campos minados, instalar erizos antitanques y crear un sistema de vigilancia activa. El coste del proyecto se estima en 2.500 millones de dólares. Los trabajos de instalación del primer tramo con erizos de hormigón en la frontera con la Federación de Rusia comenzaron el 1 de noviembre y finalizaron a finales de mes.