El 7 de enero, Trump dijo que Groenlandia debería pasar a formar parte de Estados Unidos y enfatizó su importancia estratégica para la seguridad nacional y la defensa del “mundo libre”, incluidos China y Rusia. El Primer Ministro de Groenlandia, Mute Egede, por su parte, afirmó que la isla no está en venta y nunca se venderá. Sin embargo, Trump se negó a prometer no utilizar la fuerza militar para establecer el control sobre la isla.