Una crisis a menudo se desencadena por alguna suposición sin cuestiones que se descomponen abruptamente. La crisis financiera de 2008, por ejemplo, surgió de la creencia de que Estados Unidos nunca sufriría una disminución nacional en los precios de la vivienda.
Pero el verdadero problema no es el error inicial.
Todo ha cambiado
Es el efecto dominó: lo que sucede cuando esa primera suposición falsa comienza a socavar más y más de nuestras creencias en el roca madre.
Es por eso que, en una crisis, los activos normalmente no relacionados comienzan a caer juntos. En 2008, el fracaso crucial en cascada se produjo cuando el colapso de Lehman Brothers causó un fondo de mercado monetario llamado Reserve Primary para perder US $ 785 millones. Ese shock lideró a los inversores, que habían asumido que los fondos del mercado monetario eran esencialmente sin riesgos, para que se alejaran de ellos, reduciendo el acceso de los bancos al crédito en aproximadamente US $ 1 billón y haciendo que la situación sea infinitamente más peligrosa.
Las crisis revelan y crean nuevos vínculos entre los eventos, rompiendo las cadenas causales que previamente habían guiado nuestras acciones. Antes de 2008, nadie hubiera pensado que hubiera una relación entre los fondos del mercado monetario y los precios inmobiliarios.