NUEVA DELHI: El Banco Mundial recortó su pronóstico de crecimiento económico para India y toda la región del sur de Asia el miércoles (13 de abril), citando el empeoramiento de los cuellos de botella en el suministro y el aumento de los riesgos de inflación causados por la crisis de Ucrania.
El prestamista internacional redujo su estimación de crecimiento para India, la economía más grande de la región, a 8 por ciento desde 8,7 por ciento para el año fiscal actual hasta marzo de 2023 y recortó en un punto porcentual completo la perspectiva de crecimiento para el sur de Asia, excluyendo Afganistán, a 6,6 por ciento.
En India, el consumo de los hogares se verá limitado por la recuperación incompleta del mercado laboral de la pandemia y las presiones inflacionarias, dijo el banco.
«Los altos precios del petróleo y los alimentos causados por la guerra en Ucrania tendrán un fuerte impacto negativo en los ingresos reales de las personas», dijo en un comunicado Hartwig Schafer, vicepresidente del Banco Mundial para el sur de Asia.
El Banco Mundial elevó su pronóstico de crecimiento para Pakistán, la segunda economía más grande de la región, para el año en curso que finaliza en junio, a 4,3 por ciento desde 3,4 por ciento y mantuvo la perspectiva de crecimiento para el próximo año sin cambios en 4 por ciento.
La dependencia de la región de las importaciones de energía significó que los altos precios del crudo obligaron a sus economías a cambiar sus políticas monetarias para centrarse en la inflación en lugar de reactivar el crecimiento económico después de casi dos años de restricciones por la pandemia.
El Banco Mundial recortó el pronóstico de crecimiento de este año para Maldivas del 11% al 7,6%, citando sus grandes importaciones de combustibles fósiles y una caída en las llegadas de turistas de Rusia y Ucrania.
Elevó el pronóstico de crecimiento de Sri Lanka para 2022, golpeado por la crisis, a 2,4 por ciento desde 2,1 por ciento, pero advirtió que la perspectiva de la isla era muy incierta debido a los desequilibrios fiscales y externos.
El banco central de Sri Lanka dijo el martes que se había vuelto «desafiante e imposible» pagar la deuda externa, ya que intenta utilizar sus reservas de divisas para importar elementos esenciales como combustible.