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China es el principal productor y consumidor de carbón. Las tendencias globales dependen de lo que haga Beijing.
El Partido Comunista ha rechazado los compromisos vinculantes de emisiones, citando sus necesidades de desarrollo económico. Beijing ha evitado unirse a los gobiernos que prometieron eliminar gradualmente el uso de energía a base de carbón.
En un discurso de 2020 ante las Naciones Unidas, Xi dijo que las emisiones de carbono alcanzarán su punto máximo en 2030, pero no anunció un objetivo para la cantidad. Xi dijo que China apunta a la neutralidad de carbono, o eliminar tanto de la atmósfera mediante la plantación de árboles y otras tácticas como lo que emiten la industria y los hogares, para 2060.
China representa el 26,1 por ciento de las emisiones globales, más del doble de la participación de Estados Unidos del 12,8 por ciento, según el Instituto de Recursos Mundiales. Rhodium Group, una firma de investigación, dice que China emite más que todas las economías desarrolladas juntas.
Por persona, los 1.400 millones de habitantes de China emiten en promedio el equivalente a 8,4 toneladas de dióxido de carbono al año, según WRI. Eso es menos de la mitad del promedio estadounidense de 17,7 toneladas, pero más que las 7,5 toneladas de la Unión Europea.
China tiene abundantes suministros de carbón y produjo más del 90 por ciento de los 4.400 millones de toneladas que quemó el año pasado. Más de la mitad de su petróleo y gas es importado y los líderes lo ven como un riesgo estratégico.
El objetivo de China de neutralidad de carbono para 2060 parece estar en camino, pero usar más carbón “podría ponerlo en peligro, o al menos ralentizarlo y hacerlo más costoso”, dijo Clare Perry, de la Agencia de Investigaciones Ambientales, en un correo electrónico.
Promover el carbón hará que las emisiones sean «mucho más altas de lo que deben ser» para el año pico de 2030, dijo Perry.
“Este movimiento va completamente en contra de la ciencia”, dijo.
Beijing ha gastado decenas de miles de millones de dólares en la construcción de parques solares y eólicos para reducir la dependencia del petróleo y el gas importados y limpiar sus ciudades asfixiadas por el smog. China representó aproximadamente la mitad de la inversión mundial en energía eólica y solar en 2020.
Aún así, se espera que el carbón suministre el 60 por ciento de su energía en un futuro próximo.
Beijing está recortando millones de puestos de trabajo para reducir su inflada industria minera de carbón de propiedad estatal, pero la producción y el consumo siguen aumentando.
Las autoridades dicen que están reduciendo las emisiones de carbono por unidad de producción económica. El gobierno informó una reducción del 3,8 por ciento el año pasado, mejor que el 1 por ciento de 2020, pero inferior al recorte del 5,1 por ciento en 2017.
El uso total de energía del año pasado aumentó un 5,2 por ciento con respecto a 2020 después de que una reactivación de la demanda mundial de exportaciones chinas impulsara un auge manufacturero, según la Oficina Nacional de Estadísticas.
El gasto de estímulo también podría aumentar la producción de carbono si paga la construcción de más puentes, estaciones de tren y otras obras públicas. Eso alentaría la producción de acero y cemento con alto contenido de carbono.
Las centrales eléctricas de carbón de China funcionan a aproximadamente la mitad de su capacidad en promedio, pero construir más crea empleos y actividad económica, dijo Li de Greenpeace. Dijo que incluso si la energía no se necesita ahora, los líderes locales enfrentan presiones para que paguen por sí mismos.
“Eso encierra a China en un camino más alto en carbono”, dijo Li. “Es muy difícil de arreglar”.
