SYDNEY: ¿Has notado que tu chocolate favorito es un poco más pequeño, hay menos galletas en el paquete del mismo tamaño o que tus bolsas de papas fritas contienen más aire? Si no lo has hecho, no estás solo.
Lo que los especialistas en marketing llaman una «estrategia de reducción de contenido» se conoce más popularmente como «flación reducida» – reducir el tamaño de un producto mientras el precio sigue siendo el mismo.
Es un fenómeno relativamente reciente en el negocio de los supermercados, lo que refleja la presión sobre los fabricantes para mantener bajos los precios. De hecho, la palabra “shrinkflation” entró en el léxico recién en 2009.
Desde entonces, los fabricantes han “reducido” todo, desde frascos de Vegemite, Maltesers, Tim Tams, Freddo Frogs y Corn Flakes. En el Reino Unido, la Oficina de Estadísticas Nacionales contó 2529 ejemplos entre 2012 y 2017.
Entonces, ¿por qué parece preferible la inflación encogimiento cuando es efectivamente lo mismo que subir el precio?
Para investigar esto, realizamos experimentos jugando con las percepciones de los consumidores sobre los cambios en los precios y los volúmenes. Nuestros resultados muestran el sesgo cognitivo innato que tienen los compradores para centrarse en el precio, pase lo que pase.