En este momento, todos los ojos están puestos en Europa: la guerra en curso en Ucrania y las dificultades políticas y económicas globales resultantes dominan el ámbito geopolítico. Como era de esperar, el enfoque actual de la Unión Europea (UE) se encuentra en la guerra de al lado. Si bien la crisis económica resultante ha dado lugar a un énfasis renovado en la resiliencia, en el que se buscan nuevas soluciones para adaptarse a la situación mundial actual.
Svenja Blanke es la Editora de la Revista Nueva Sociedad, Monica Hirst es profesora invitada en el Instituto de Estudios Sociales y Políticos de la Universidad del Estado de Río de Janeiro (Brasil), y Ronja Schiffer es asistente de proyectos en Friedrich-Ebert-Stiftung en Argentina.
En este contexto, a menudo se pasa por alto una relación histórica, democrática y tradicional con un continente clave: los lazos de la UE con América Latina. No sólo los evidentes paralelismos entre países con sistemas democráticos similares, sino también las prolongadas y difíciles negociaciones del Acuerdo MERCOSUR, cuyo objetivo es facilitar el comercio entre los países del cono sur y la UE, han puesto al descubierto la abandono del continente y las consiguientes oportunidades perdidas.
Pero contra todo pronóstico, se está dando un renovado énfasis al deseo de América Latina de reconectarse con la UE y enfocarse en las oportunidades de cooperación. Principalmente para remediar la escasez urgente de alimentos y energía, una consecuencia directa de la guerra en curso.
La población de América Latina tiene un fuerte deseo de fortalecer su cooperación con Europa, especialmente en lo que respecta a temas de ‘poder blando’ como los derechos humanos, el cambio climático y la lucha contra la pobreza. Una encuesta representativa en América Latina que mide la perspectiva global de la población y la opinión sobre la Unión Europea, realizada por Friedrich-Ebert-Stiftung, barómetro latino y la revista latinoamericana nueva sociedad (Más información sobre la encuesta aparece al final del artículo) refleja este deseo con bastante claridad.
En este período actual caracterizado por un vacío institucional, cuando América Latina perdió gran parte de su relevancia en el tablero geopolítico global, es necesario buscar razones y explicaciones que superen el ámbito de la política convencional. No basta con examinar los actores tradicionales y los espacios nacionales y regionales que configuran los intereses y comportamientos de los gobiernos y otros actores, organizaciones y tendencias.
Es necesario escuchar a las propias sociedades y entender cómo ven e interpretan los temas de la agenda internacional. La pandemia ofreció una oportunidad única para evaluar precisamente esto: la capacidad de reacción de la región, la percepción latinoamericana de la turbulenta situación internacional, el tipo de acción, liderazgo y ejemplo que están dando los actores centrales del sistema global y en particular la UE. .
La actual relación interregional UE-América Latina está influenciada por cómo se interpreta el liderazgo global y de la UE en América Latina, qué áreas de cooperación se valoran y desean y cómo se conectan con las incertidumbres y problemas globales y regionales.
La cuestión del liderazgo global
En América Latina, la Unión Europea está asociada con el liderazgo en áreas específicas de poder blando: la protección del medio ambiente, la defensa de los derechos humanos, la promoción de la paz mundial y la lucha contra la pobreza y la desigualdad.
De hecho, existe un claro deseo de una mayor cooperación en estas áreas. Curiosamente, sin embargo, cuando se trata de seguridad, desarrollo tecnológico y poder económico, la UE no es percibida como un actor principal; Estados Unidos y China tienen una clara superioridad en este segmento. Estas percepciones contrastantes con respecto al liderazgo se reflejan en las alianzas sectoriales.
En América Latina, las relaciones con Estados Unidos y China se consideran muy importantes en términos de comercio e inversión, mientras que la UE no se considera un líder ni un socio fuerte en este sentido.
A pesar de la percepción limitante del poder blando de la UE, es precisamente esta esfera de poder blando y los problemas asociados a ella los más apremiantes en el escenario internacional. Problemas como la pobreza extrema, las violaciones a los derechos humanos y el cambio climático son, además de las preocupaciones por la pandemia, las principales preocupaciones de la región.
La pandemia de Covid-19 y sus secuelas expusieron claramente los déficits en la gobernanza global y generaron altos niveles de incertidumbre frente a graves crisis humanitarias, económicas, ambientales y políticas que trastornaron todas las esferas de la vida. En el caso de América Latina, se encontró que las vulnerabilidades internas y externas eran graves y se vieron exacerbadas por la falta de respuesta colectiva.
La búsqueda de nuevas respuestas.
Este artículo fue escrito en respuesta a una encuesta titulada “Unión Europea – América Latina: Perspectivas, Agendas y Expectativas”. El estudio fue procesado por Latinobarómetro en el segundo semestre de 2021 y encuestó una muestra representativa de diez países de América Latina: Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, México, Uruguay y Venezuela.
El diseño de la encuesta buscó llenar los vacíos en la información sobre las actitudes locales hacia los problemas globales. Las preguntas planteadas se centraron en temas relevantes para la región en su conjunto y para sus tomadores de decisiones, así como en temas internacionales, particularmente el papel de la Unión Europea. Para obtener más información, visite el sitio web data.nuso.org, que contiene más contenido y presentaciones y análisis esclarecedores.
La encuesta fue supervisada por un consejo asesor académico que examinó y analizó los resultados. Sus miembros son también los autores de este artículo. Es parte de un programa de investigación a largo plazo dirigido por el equipo de Dialogo y Paz en la revista de Friedrich-Ebert-Stiftung nueva sociedad: un espacio de análisis y debate internacional y geopolítico comprometido con la búsqueda de soluciones pacíficas, constructivas y colectivas a los desafíos críticos que enfrenta América Latina.