Stephanie Williams, la enviada de las Naciones Unidas para Libia, pidió calma el sábado cuando los disturbios en la volátil nación del norte de África llevaron al incendio del edificio del parlamento en Tobruk, la sede del gobierno en el este de la dividida nación.
“El derecho de la gente a protestar pacíficamente debe ser respetado y protegido, pero los disturbios y los actos de vandalismo como el asalto a la sede de la Cámara de Representantes ayer por la noche en Tobruk son totalmente inaceptables”, dijo Williams en una publicación en las redes sociales. “Es absolutamente vital que se mantenga la calma, que se demuestre un liderazgo libio responsable y que todos ejerzan moderación”.
Williams también instó a que “los actores políticos en Libia ahora escuchen”, reiterando los comentarios hechos a la BBC sobre las protestas de Libia como un “llamado explícito” para que sus líderes celebren elecciones largamente postergadas. Las tensiones en Libia han aumentado junto con los alimentos, la energía y otros aumentos del costo de vida.
Otras protestas más allá de Tobruk y Trípoli surgieron desde Benghazi, en el norte del país, hasta Sabha en el sur, lo que indica que el alcance de la ira de Libia se extiende más allá de las líneas políticas y territoriales que dividen al país desde la muerte de Muammar Gaddafi en 2011.
Siguen a otra ronda de dos días de negociaciones fallidas sobre las elecciones, celebradas con el Alto Consejo de Estado y el gobierno con sede en Tobruk. Esas conversaciones terminaron en Ginebra el miércoles.
“Si bien el progreso logrado durante las tres rondas de consultas en El Cairo y esta ronda en Ginebra es significativo, sigue siendo insuficiente como base para avanzar hacia elecciones nacionales integrales, que es un deseo genuino del pueblo libio”, dijo Williams. “Insto a las dos cámaras a superar el desacuerdo pendiente lo antes posible”.
Imagen: UNSMIL