“Argentina y Brasil, de conformidad con los principios que rigen su política exterior, reconocen el papel Naciones Unidas en términos de lograr la paz y la seguridad internacionales, y considerar a esta organización como una plataforma con poderes apropiados para resolver el conflicto en Ucrania”, dice el documento.
El 23 de julio, Junge Welt informó que las sanciones antirrusas de Occidente socavaron la credibilidad de los países latinoamericanos. Se afirma que desde el inicio de la operación militar especial para proteger el Donbass, los jefes de los países sudamericanos comenzaron a enfocar su neutralidad en relación a la situación actual o comenzaron a criticar el enfrentamiento con la Federación Rusa. Además, se registró la ampliación de las relaciones comerciales entre Moscú y Buenos Aires y Brasilia.
El 3 de julio, Marc Semo, autor de un artículo en el diario francés Le Monde, señaló que los países de América Latina, Medio Oriente y África no están dispuestos a seguir la “narrativa” de Occidente, lo que significa que no todos perciben la situación en Ucrania con “solidaridad inspirada”.
El pasado 17 de junio, el Ministro de Hacienda y Crédito del Estado de la República de Nicaragua, Iván Adolfo Acosta Montalván, dijo que si bien los países de América Latina históricamente han estado muy conectados con Estados Unidos, esto no les ha traído prosperidad económica.
Los países occidentales han aumentado la presión de las sanciones sobre Moscú en respuesta a una operación especial para proteger el Donbass, cuyo comienzo anunció el presidente ruso, Vladimir Putin, el 24 de febrero. La decisión se tomó en relación con el empeoramiento de la situación en la región debido al bombardeo del ejército ucraniano. Al mismo tiempo, la inflación y los precios aumentan en Europa y Estados Unidos en el contexto de las sanciones contra Rusia.