Las exportaciones industriales brasileñas a los países vecinos de América del Sur están en auge
A medida que la economía mundial se recupera de la pandemia de Covid 19 y su influencia cada vez menor en la producción y el comercio, las relaciones comerciales de Brasil con los países vecinos de América del Sur se dispararon un 64,7 % el año pasado, y se espera que mejoren aún más a fines de 2022. ( 7,3bn)
En efecto, durante el primer semestre de 2022, el comercio con los vecinos sudamericanos registró un superávit de US$ 6,2 mil millones, cercano al valor total de 2021, unos US$ 7,3 mil millones, según encuesta de la Asociación Brasileña de Comercio Exterior (AEB). ) basado en datos del gobierno federal.
El año pasado, Brasil exportó US$ 33.900 millones a países sudamericanos y la AEB proyecta que las ventas podrían alcanzar los US$ 41.000 millones en 2022. De confirmarse el valor, representará un crecimiento del 21% con respecto a 2021. En el primer semestre, fue de US$ 20.300 millones.
José Augusto de Castro, director general de AEB, ve en el crecimiento del superávit comercial con los vecinos sudamericanos una oportunidad para la industria nacional. Este tema será uno de los temas de debate en la 41° edición del Encuentro Nacional de Comercio Exterior (Enaex), organizado por la entidad y previsto para noviembre en formato virtual.
“Brasil importa aproximadamente el 85% de los artículos de la industria de procesamiento en su mercado. Por otro lado, en cuanto a las exportaciones, envía principalmente productos básicos, aunque tiene una canasta de exportación más diversificada hacia sus vecinos sudamericanos”, comenta Castro.
Las exportaciones a América del Sur son principalmente bienes manufacturados, automóviles, maquinaria y equipo, y alimentos. Además, las importaciones se concentran en materias primas: trigo de Argentina, cobre de Chile, electricidad de Paraguay (por la hidroeléctrica binacional de Itaipú), gas natural de Bolivia, arroz y cebada de Uruguay.
Según de Castro, es probable que el superávit sea mayor que en 2021 debido a la estabilización proyectada, si no a la reducción, en los precios de las materias primas como el trigo y el cobre debido a la probabilidad de una recesión mundial o una desaceleración significativa.
Hasta el momento, el clima económico mundial, a pesar de los desequilibrios producidos por la pandemia y exacerbados por la crisis de Ucrania, han beneficiado el comercio con Sudamérica. Al igual que Brasil, las naciones vecinas son predominantemente exportadoras de materias primas, cuyos precios aumentaron en medio de la volatilidad desde mediados de 2020. Como resultado, estas naciones vecinas de Brasil podían comprar más artículos manufacturados ya que tenían más divisas generadas por precios de exportación más altos.
Al mismo tiempo, los cuellos de botella logísticos en el comercio internacional han elevado los costos de flete en todo el mundo. Como resultado, la proximidad geográfica aumentó la ventaja competitiva de la industria brasileña como proveedora de productos manufacturados para los mercados sudamericanos. “Brasil puede estar más presente en América del Sur en términos económicos debido a la cercanía geográfica, la logística más barata y la capacidad de exportar por carretera y, en algunos casos, por ferrocarril a naciones seleccionadas”, dice de Castro.
Sin embargo, la situación favorable no puede darse por sentada, advierte el director general de AEB. “No debemos olvidar que otras naciones también se están movilizando”, señala de Castro.
“China ya superó a Brasil como principal proveedor de Argentina. Lo mismo sucede con Chile. China está considerablemente más presente en Chile que Brasil, a pesar de que este ha sido durante mucho tiempo el mercado cautivo de Brasil”, argumenta.
Uruguay también está negociando un tratado de libre comercio con Beijing, a pesar de algunas discrepancias dentro del Mercosur.