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Ibrahim Traore, a la cabeza de un núcleo de jóvenes oficiales descontentos con solo 34 años, derrocó al teniente coronel Paul-Henri Sandaogo Damiba, quien había tomado el poder en enero.
ARCHIVO: El capitán Ibrahim Traore (34) es el nuevo presidente de Burkina Faso. Imagen: AFP
OUAGADOUGOU – Hace apenas dos semanas, Ibrahim Traore, de 34 años, era un desconocido, incluso en su Burkina Faso natal.
Pero en el espacio de un fin de semana, se catapultó de capitán del ejército a líder más joven del mundo, un ascenso que ha avivado las esperanzas pero también los temores de un país pobre y con problemas crónicos.
Traore, a la cabeza de un núcleo de jóvenes oficiales descontentos, derrocó al teniente coronel Paul-Henri Sandaogo Damiba, que había tomado el poder en enero.
El motivo del último golpe, como en enero, fue la ira por los fracasos para detener una insurgencia yihadista de siete años que se ha cobrado miles de vidas y ha expulsado a casi dos millones de personas de sus hogares.
A pocos días del golpe del 30 de septiembre, Traore fue declarado presidente y «garante de la independencia nacional, la integridad territorial… y la continuidad del Estado».
En ese gran momento, Traore se convirtió en el líder más joven del mundo, arrebatándole el título al presidente chileno Gabriel Boric, dos años mayor.
Y el viernes, un foro nacional compuesto por unos 300 delegados nombró a Traore presidente interino hasta que se celebren elecciones en julio de 2024, dijeron a la AFP dos miembros de la junta gobernante.
El rostro previamente desconocido de Traore ahora está plasmado en retratos alrededor de la capital, Uagadugú.
Su foto incluso está a la venta en el mercado principal, junto con retratos del venerado líder radical de Burkina, Thomas Sankara, asesinado en 1987, y de Jesús.
CARRERA MILITAR
Traore nació en Bondokuy, en el oeste de Burkina Faso, y estudió geología en Uagadugú antes de unirse al ejército en 2010.
Se graduó como oficial de la Escuela Militar Georges Namonao, una institución de segundo nivel en comparación con la prestigiosa Academia Militar Kadiogo (PMK), de la cual Damiba y otros miembros de la élite son alumnos.
Traore salió segundo en su clase, dijo un contemporáneo a la AFP, describiéndolo como «disciplinado y valiente».
Después de graduarse, ganó años de experiencia en la lucha contra los yihadistas.
Sirvió en el norte y el centro del país gravemente afectados antes de dirigirse a un puesto en el vecino Malí en 2018 en la misión de mantenimiento de la paz MINUSMA de la ONU.
Fue nombrado capitán en 2020.
Un exoficial superior, que habló bajo condición de anonimato, relató un incidente que ocurrió en 2020 cuando la ciudad de Barsalogho, en el centro de Burkina Faso, estaba a punto de caer en manos de los yihadistas.
Se creía que la carretera a Barsalogho había sido minada, por lo que Traore condujo a sus hombres en una «caminata de comando» por el campo, llegando a tiempo para liberar la ciudad, dijo.
Cuando Damiba asumió el poder en enero, derrocando al presidente electo Roch Marc Christian Kabore, Traore se convirtió en miembro del Movimiento Patriótico para la Preservación y Restauración (MPSR), como eligió llamarse la junta.
DESCONTENTO
En marzo, Damiba ascendió a Traore a jefe de artillería del regimiento Kaya en el centro del país.
Pero fue un movimiento que, irónicamente, sembraría las semillas de la propia caída de Damiba.
El regimiento se convirtió en una cuna de descontento, y Traore, encargado por sus colegas de canalizar sus frustraciones, hizo varios viajes a Uagadugú para defender su caso ante Damiba.
La desilusión por la respuesta se convirtió en ira, que parece haberse cristalizado en la determinación de tomar el poder después de un ataque a un convoy en el norte de Burkina Faso el mes pasado que dejó 27 soldados y 10 civiles muertos.
«El capitán Traore simboliza la exasperación de los oficiales subalternos y de la tropa», dijo el consultor de seguridad Mahamoudou Savadogo.
El nuevo presidente enfrenta una tarea de enormes proporciones para recuperar la ventaja sobre los grupos yihadistas, algunos afiliados a Al-Qaeda y otros al grupo Estado Islámico. Han ganado terreno constantemente desde que lanzaron sus ataques desde Malí en 2015.
Sin embargo, Traore ha prometido hacer «dentro de tres meses» lo que «debería haberse hecho en los últimos ocho meses», criticando directamente a su predecesor.
Savadogo advirtió que un soldado derribando a otro ilustra «el estado de deterioro del ejército, que ya casi no existe y que acaba de desgarrarse con este enésimo golpe de Estado».
La toma de posesión de Traore se produce durante una lucha por la influencia entre Francia y Rusia en el África francófona, donde las antiguas colonias francesas recurren cada vez más a Moscú.
Los manifestantes que se manifestaron por él en Uagadugú durante el enfrentamiento con Damiba ondearon banderas rusas y corearon consignas contra Francia.
Traore parece, por ahora, traer esperanza a muchos en un país que se hunde constantemente en el atolladero.
«Él encarna la renovación, una renovación generacional, una ruptura con las viejas prácticas», dijo Monique Yeli Kam, quien acudió al foro nacional en representación de su partido, el Movimiento por el Renacimiento de Burkina Faso, para «apoyar y defender la visión de la unidad nacional». .
