Bachelet, Duhalde, Mujica y otros líderes latinoamericanos pidieron a Maduro restaurar la Unasur
Un grupo de expresidentes, cancilleres, altos funcionarios, legisladores e intelectuales sudamericanos enviaron el lunes una carta al venezolano Nicolás Maduro invitándolo a unirse a su iniciativa para relanzar la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur).
Los firmantes incluyen a los ex jefes de Estado Michelle Bachelet (Chile), Rafael Correa (Ecuador), Eduardo Duhalde (Argentina), Ricardo Lagos (Chile), José Mujica (Uruguay), Dilma Rouseff (Brasil) y Ernesto Samper (Colombia).
En su carta, el grupo argumenta que “la escalada de la disputa entre China y Estados Unidos ha creado un nuevo escenario internacional” que exige una respuesta coordinada ante la amenaza del caos global y el uso de armas nucleares.
La supremacía de Estados Unidos se ve desafiada “por el surgimiento de China, una nación milenaria gobernada de manera centralizada”, mientras que la Unión Europea “busca defender su modelo de cohesión social y abrirse” en un nuevo escenario fragmentado. “El mundo tiende a reorganizarse en torno a grandes bloques regionales que… se convierten en verdaderas fortalezas a medida que la “geopolítica tiende a desplazar [the] racionalidad económica desde el centro de gravedad”. El grupo también describió cómo Alemania se había vuelto dependiente “de una potencia con la que han entrado en conflicto” para su suministro de energía.
Con solo el 8% de la población mundial, América Latina representa más de una cuarta parte del número total de muertes por COVID, subrayaron también los mandatarios. Las frágiles estructuras productivas de la región, la mayor dependencia y las débiles instituciones democráticas en medio de la fragmentación política se suman a ”una voz común [prevented] de ser criado.”
La exsenadora uruguaya Mónica Xavier del izquierdista Frente Amplio –también firmante– dijo MercoPrensa que el documento sea enviado a todos los presidentes de la región sin importar su postura política. La reciente “Cumbre de las Américas” en California mostró cómo las diferencias ideológicas prevalecieron sobre los intereses comunes, señaló también el grupo al elogiar la iniciativa del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador en septiembre de 2021| reactivar la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), creada en 2010 y paralizada en
2017. Bajo su actual presidente pro tempore, el argentino Alberto Fernández, la Celac intenta avanzar bajo el lema “unidad en la diversidad”.
Una América Latina integrada, “no alineada y en paz recuperará el prestigio internacional y podrá superar la situación en la que nos encontramos”, insistió el grupo. “Así estaremos en una mejor posición para enfrentar las cuatro grandes amenazas que enfrenta la región”, agregaron.
Teniendo en cuenta los casos de Chile, Colombia y Brasil, el grupo recordó que “los últimos procesos electorales han llevado al triunfo de gobiernos y coaliciones políticas que favorecen la revitalización de la integración regional”, prosiguieron los firmantes al tiempo que destacaron que a partir de enero Al 2023 todos los países más grandes tendrán gobiernos favorables a la reanudación y fortalecimiento de los procesos de integración. “Esta es una oportunidad que no se puede dejar pasar” porque “juntos podemos hacer oír nuestra voz” y “divididos nos volvemos invisibles”.
El grupo también subrayó la diferencia entre el proceso de integración de América Latina y aquellos como la Unión Europea (UE) o la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN). “Décadas de frustraciones han erosionado el prestigio de la idea misma de integración y debilitado el campo de fuerzas sociales y políticas llamadas a sostenerla”.
Si bien los lazos culturales y lingüísticos unen a América Latina con México, la economía de este último se centra en gran medida en las oportunidades comerciales con Estados Unidos, mientras que “Sudamérica es una entidad por derecho propio, con sus 18 millones de kilómetros cuadrados y 422 millones de habitantes”, la La carta siguió para finalmente llegar al tema de ”la creación de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) a través del Tratado de Brasilia de 2008, que entró en vigor en 2011.
“Durante sus siete años de funcionamiento, Unasur desarrolló múltiples iniciativas de interés. Se valoran especialmente sus esfuerzos en el manejo de crisis político-institucionales, y el Consejo de Defensa avanzó notablemente en esta delicada área”.
También se lograron avances en proyectos de salud e infraestructura. Sin embargo, su débil capacidad de implementación, la ausencia de una dimensión económica, comercial y productiva, y el abuso del veto implícito en la regla del consenso en el proceso de toma de decisiones, incluyendo el nombramiento del Secretario General, facilitó paralizar la Unasur e intentar sustituirla por el llamado Foro para el Progreso de América del Sur (Prosur) en 2019, que no fue más que un emprendimiento improvisado, precario y sin capacidad operativa.
De ahí la urgencia de un espacio efectivo de coordinación suramericana. Los firmantes también afirmaron que el Tratado de Brasilia seguía vigente para todos los países que no lo habían denunciado. Así, la organización sigue existiendo hasta el día de hoy “y es la mejor plataforma para reconstituir un espacio de integración en América del Sur”, aunque no debe convertirse en “una pura reconstitución nostálgica de un pasado que ya no existe”.
Una Nueva Unasur debe:
(i) garantizar el pluralismo y su proyección más allá de las afinidades ideológicas y políticas de los gobiernos de turno, como en la UE o ASEAN.
ii) Sustituir la regla del consenso, que acaba teniendo un efecto paralizante, por un sistema de toma de decisiones basado en requisitos de quórum en función de los asuntos a resolver. La elección del Secretario General no puede estar sujeta al derecho de veto de un país.
(iii) Incorporar nuevos actores para completar los esfuerzos de los gobiernos y parlamentos, tales como universidades, institutos tecnológicos, centros culturales, representantes sindicales y grandes, pequeñas y medianas empresas. En su ausencia, la integración pierde vitalidad y tiende a burocratizarse.
(iv) Establecer una agenda de los temas a ser priorizados, la cual deberá incluir por lo menos los siguientes puntos:
– Un plan de autoabastecimiento sanitario orientado especialmente a la producción y compra conjunta de vacunas e insumos.
– Acuerdos para facilitar la migración ordenada.
– Un programa integrado para hacer frente al cambio climático en cumplimiento de los Acuerdos de París.
– Obras prioritarias de conectividad vial, ferroviaria y energética.
– La recuperación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID)
– Banco de Desarrollo de América Latina (CAF).
– Medidas que favorezcan la cooperación entre empresas de la región, como la contratación pública conjunta y la armonización regulatoria.
– Un enfoque regional común de los desafíos globales a ser presentado al G20 por los tres países latinoamericanos participantes de la Cumbre: Argentina, Brasil y México.
– La conformación de un grupo de trabajo para avanzar hacia un sistema de financiamiento del comercio con miras a una futura integración monetaria cuando las condiciones macroeconómicas lo permitan.
– Un enfoque común de la deuda externa y el financiamiento internacional para los países de renta media.
– Cooperación en materia de seguridad pública.
– Convenios para promover programas de educación y formación permanente.
– Políticas antimonopolio conjuntas
Los firmantes también insinuaron que una nueva Unasur podría ser una proyección futura de la Celac.
“Confiamos en su visión de hacer de nuestra América del Sur un motor de un nuevo nivel de unidad e integración latinoamericana, anclado en la solidaridad continental y en los valores permanentes de la paz y la democracia”, dijeron los firmantes a Maduro en un texto que será remitido. a todos los demás líderes de la región.
Además de varios académicos y líderes de ONG y otras organizaciones, también firmaron la carta:
Excancilleres: Celso Amorin (Brasil), Rafael Bielsa (Argentina), Belela Herrera (Uruguay), José Miguel Insulza (Chile), Jorge Lara (Paraguay), Guillaume Long (Ecuador), Heraldo Muñoz (Chile), Rodolfo Nin ( Uruguay), Aloizio Núñez (Brasil), Felipe Solá (Argentina), Jorge Taiana (Argentina).
Exministros: Luiz Carlos Bresser Pereira (Brasil), Manuel Canelas (Bolivia), Adriana Delpiano (Chile), José Dirceu (Brasil), María Do Rosario (Brasil), Daniel Filmus (Argentina), Tarso Genro (Brasil), Fernando Haddad (Brasil), Jorge Heine (Chile), Salomón Lerner (Perú), Luis Maira (Chile), Aloizio Mercadantes (Brasil), Carlos Ominami (Chile), Paulo Sérgio Pinheiro (Brasil), Mariana Prado (Bolivia).
Legisladores (presentes y pasados): José Octavio Bordón (Argentina), Guillerme Boulos (Brasil), Iván Cepeda (Colombia), Flavio Dino (Brasil), Marco Enríquez-Ominami (Chile), Gloria Florez-Schneider (Colombia), Jaime Gazmuri (Chile), Carmen Hertz (Chile), Vilma Ibarra (Argentina), Clara López (Colombia), Esperanza Martínez (Paraguay), Veronika Mendoza (Perú), Constanza Moreira (Uruguay), María José Pizarro (Colombia), David Racero ( Colombia), Mónica Xavier (Uruguay).