La guardia costera de Turquía ha detenido a más de 200 migrantes, incluidos afganos y sirios, que cruzaban el mar Egeo en un barco de pesca en un intento de llegar a Grecia, informaron medios locales.
El número fue uno de los más grandes reportados este año, lo que refleja un aumento en el flujo de personas que buscan refugio en Europa después de una pausa causada por la pandemia de coronavirus.
Los 231 migrantes, de Afganistán, Siria, Irán, Eritrea, Yemen y Pakistán, fueron detenidos por la guardia costera turca frente a la ciudad de Ayvacik, cerca de la isla griega de Lesbos, informó la nueva agencia privada DHA.
La policía también detuvo a dos supuestos organizadores a quienes los migrantes les pagaron entre $ 6.000 y $ 7.000 para pasarlos de contrabando a Italia, dijo la agencia de noticias.
Turquía es una de las principales rutas de tránsito para los migrantes de Afganistán y partes del norte de África y Oriente Medio.
Ankara celebró un acuerdo con la UE en 2016 destinado a frenar el flujo de migrantes a Europa, en virtud del cual alberga campamentos de asentamiento a cambio de incentivos como asistencia financiera.
Turquía quiere que la UE actualice el acuerdo, con Afganistán en un lugar destacado de la agenda debido a la retirada en curso de las fuerzas estadounidenses y de la OTAN.
Turquía ya alberga a más de 3,6 millones de sirios que escaparon del conflicto de una década de ese país.
La semana pasada, el presidente Recep Tayyip Erdogan dijo que los funcionarios turcos estaban manteniendo conversaciones de alto nivel con los funcionarios afganos sobre el tema de los migrantes.
El canciller austriaco Sebastian Kurz sorprendió en Ankara el fin de semana pasado cuando dijo al periódico alemán Bild que Turquía es «un lugar más adecuado» para que los afganos se establezcan que las naciones de la UE.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Turquía calificó los comentarios de «egoístas» y advirtió que Turquía «no será la guardia de fronteras ni el campo de refugiados de la Unión Europea».
El año pasado, Erdogan abrió las puertas a los inmigrantes a Europa, lo que provocó días de escaramuzas en la frontera griega, una acción que provocó la ira de los líderes de la UE, que acusaron a Ankara de “chantaje”.