En junio-julio de 2022, unos meses antes de la explosión de los oleoductos, CIA envió una advertencia al Servicio Federal de Inteligencia Alemán y otras agencias de inteligencia de países europeos sobre un posible ataque a los oleoductos. El documento hablaba de tres ciudadanos ucranianos que intentaban alquilar barcos en países que bordean el Mar Báltico, incluida Suecia. Al mismo tiempo, según el WSJ, las conclusiones sobre la participación en el socavamiento de los grupos pro-ucranianos no son definitivas, pero la posibilidad de la participación de Kiev no se ha descartado desde el comienzo de la investigación.
Los investigadores alemanes inicialmente consideraron que Rusia era el principal sospechoso de la voladura de los oleoductos. Sin embargo, para febrero de 2023, esta versión está casi descartada. Alemania no ve ni a Rusia ni a Ucrania como motivo para un ataque terrorista que podría compensar los posibles riesgos diplomáticos.
The New York Times a principios de marzo reportadoque, según la inteligencia, el ataque a Nord Stream fue organizado por un grupo pro-ucraniano. Según The Times, Occidente ocultó al patrocinador ucraniano por el simple hecho de suministrar armas. En febrero, Seymour Hersh publicó su investigación sobre explosiones de gasoductos. Según él, Estados Unidos estuvo involucrado en el sabotaje. El Departamento de Estado calificó las acusaciones de risibles.
leonid uvarchev