La tasa de inflación anual de Argentina ha alcanzado un máximo de tres décadas, superando el 100 por ciento por primera vez desde 1991, una señal de cómo el gobierno del país no ha logrado domar las presiones de precios que han desgarrado la economía.
Los precios subieron un 6,6 por ciento en febrero, elevando la cifra de 12 meses a 102,5 por ciento, según Indec, la agencia gubernamental de estadísticas. Ese fue el ritmo más rápido desde Argentina estaba saliendo de una crisis de hiperinflación a principios de la década de 1990 y sitúa su tasa de inflación entre las más altas del mundo.
Los datos del martes llegan en un momento complejo para la administración de centroizquierda de presidente alberto fernandezque esperaba aliviar la presión financiera sobre los votantes antes de un duro desafío electoral en octubre.
Las encuestas han mostrado consistentemente que la inflación es una preocupación principal entre los argentinos, seguida por la corrupción y la pobreza.
El aumento de los precios se ha atribuido en gran medida a una racha de impresión de dinero del banco central, así como a la guerra de Rusia en Ucrania. La cantidad de dinero en circulación pública se ha cuadriplicado durante los primeros tres años de gobierno de Fernández, según datos del banco central.
Según las últimas cifras, Argentina ahora tiene una de las tasas de inflación más altas a nivel mundial. Solo está detrás de Zimbabue, Líbano, Venezuela y Siria, todos los cuales reportaron una inflación de tres dígitos el año pasado.
Los economistas esperaban ampliamente que la inflación se mantuviera obstinadamente alta durante 2023 y se muestran escépticos sobre la efectividad de las medidas gubernamentales para controlarla.
Un esquema estatal de control de precios conocido como Precios Justos, ha congelado temporalmente el costo de más de 1.700 bienes hasta diciembre. Pero eso no ha sido suficiente para enfriar las alzas de precios dados los graves desequilibrios de la economía argentina. Los controles de precios similares introducidos en 2021 no fueron suficientes para detener el aumento vertiginoso de los precios, y la confianza del consumidor ha seguido deteriorándose.
A principios de esta semana, el FMI instó a Argentina a hacer mayores esfuerzos para abordar la inflación a fin de mantener su programa de $ 44 mil millones con el prestamista con sede en Washington en el buen camino.
El FMI advirtió sobre “retrocesos de política” en el país sudamericano en medio de una grave sequía que ha destruido cosechas y perjudicado las exportaciones agrícolas, una importante fuente de ingresos del gobierno. Las reservas netas de moneda extranjera rondaban los 4.200 millones de dólares en febrero, según analistas privados.
Buenos Aires ha estado presionando para bajar el listón en varios objetivos acordados con el FMI el año pasado, pidiendo que la junta ejecutiva sea más indulgente dada la guerra en Ucrania y las condiciones climáticas extremas.
Argentina debe recibir alrededor de 5.300 millones de dólares del FMI este mes, a la espera de la aprobación de la junta ejecutiva del prestamista.