LA PRIMERA HORA
No debería sorprender entonces que los niveles de cortisol, medidos en muestras de saliva de personas que trabajan a tiempo completo, tiendan a ser más altos los lunes y martes, con los niveles más bajos informados los domingos.
Como hormona del estrés, el cortisol fluctúa diariamente, pero no de manera constante. Entre semana, tan pronto como nos despertamos, los niveles de cortisol se disparan y las variaciones tienden a ser más altas que en los fines de semana.
Para combatir esto, necesitamos engañar a la amígdala entrenando al cerebro para que solo reconozca las amenazas reales. En otras palabras, necesitamos activar nuestra corteza prefrontal lo más rápido posible.
Una de las mejores maneras de lograr esto y reducir el estrés general es a través de actividades de relajación, especialmente los lunes. Una posibilidad es la atención plena, que se asocia con una reducción del cortisol. Pasar tiempo en la naturaleza es otro método: salir a la calle a primera hora del lunes o incluso durante la hora del almuerzo puede marcar una diferencia significativa en la forma en que percibe el comienzo de la semana.
Date tiempo antes de revisar tu teléfono, medios de comunicación social y las noticias Es bueno esperar a que el pico de cortisol disminuya naturalmente, lo que sucede aproximadamente una hora después de despertarse, antes de exponerse a factores estresantes externos.
Siguiendo estos sencillos consejos, puede entrenar su cerebro para creer que los días de semana pueden ser (casi) tan buenos como el fin de semana.
Cristina R Reschke es profesora en la Facultad de Farmacia y Ciencias Biomoleculares e investigadora financiada en el Centro de Investigación FutureNeuro de la Universidad de Medicina y Ciencias de la Salud RCSI. Jolanta Burke es profesora titular en el Centro de Ciencias de la Salud Positiva de la misma universidad. este comentario apareció por primera vez en La Conversación.