TOKIO: El nuevo gobernador del Banco de Japón recibió una tibia respuesta del gobierno el lunes a su plan de realizar una revisión de los pasos anteriores de flexibilización monetaria, ya que sigue siendo cauteloso de declarar la victoria en una batalla de décadas para poner fin a la deflación.
El gobernador Kazuo Ueda asumió su cargo en abril, y con una inflación que supera el objetivo del 2 % del BOJ, los mercados están plagados de especulaciones de que eliminará gradualmente el estímulo masivo de su predecesor que establece un tope del 0 % en las tasas de interés a largo plazo.
Ueda anunció un plan para revisar los movimientos de política monetaria anteriores el mes pasado, cuando el BOJ mantuvo sus tasas de interés en niveles ultra bajos. Se consideró que la revisión sentaba las bases para que Ueda recuperara gradualmente el estímulo monetario.
En una conferencia de prensa el lunes, el ministro de Economía, Shigeyuki Goto, dijo que el gobierno «reconoce y cree que es significativo» que el BOJ revise las medidas de estímulo que tomó para combatir la deflación en los últimos 25 años.
Pero Goto dijo que también estaba consciente de la explicación del BOJ de que la revisión no impediría que el banco cambiara de política si tuviera que responder a las crisis económicas.
«Cuando surgen varios riesgos a la baja y la economía y las condiciones financieras cambian, el BOJ debe responder con agilidad», dijo Goto, señalando la esperanza del gobierno de que el banco central se concentre en apoyar la economía con una política ultralaxa.
Los comentarios de Goto se produjeron después de una reunión del máximo consejo económico el lunes, donde los legisladores y académicos debatieron el papel que deberían desempeñar el gobierno y el BOJ para impulsar los salarios al alza de manera sostenible y eliminar el riesgo de un retorno a la deflación.
Sin embargo, algunos formuladores de políticas desconfían de declarar el fin de los riesgos de deflación por temor a que la desaceleración de la demanda mundial pueda afectar la economía de Japón y desalentar a las empresas a aumentar los salarios.
En una señal de que el BOJ no tendrá prisa por subir las tasas, el mes pasado modificó su orientación política para aclarar que el crecimiento de los salarios debe acompañar a los aumentos de precios para que el banco central considere la eliminación gradual del estímulo.