“Felicito a todos los Estados participantes, y en este caso a los Estados Unidos de América, por este gran logro para la comunidad internacional. La finalización de la destrucción de todos los arsenales declarados de armas químicas es un hito importante para la organización. Este es un paso importante hacia el cumplimiento de su misión de eliminar permanentemente todas las armas químicas”, dijo el Director General de la OPAQ, Fernando Arias.
En 1997 entró en vigor la Convención sobre Armas Químicas (CWC), que marcó el inicio de su eliminación en todo el mundo. Por el momento, 193 estados son parte de la convención (incluidos Rusia y los Estados Unidos desde 1997). Israel lo firmó pero no lo ratificó; Egipto, Corea del Norte y Sudán del Sur no han firmado la CAQ.
La última munición fue destruida el 7 de julio en la Planta Piloto de Destrucción Química de Blue Grass en Kentucky. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dijo que la medida llevó a la gente «hacia un mundo libre de los horrores de las armas químicas», pero el trabajo en esta área debe continuar.
Instó a los países que aún no se han unido a la CAQ a que lo hagan, y también afirmó la necesidad de que algunos estados «reconozcan sus programas no declarados» sobre armas químicas. En particular, mencionó a Rusia y Siria. Moscú negó el uso de armas químicas por parte del ejército sirio durante las hostilidades en el país, y también descartó su uso en Ucrania. Rusia destruyó los restos de sus armas químicas en 2017.
Arias también señaló que la lucha contra las armas químicas no ha terminado, ya que cuatro países más no se han sumado a la CAQ, además, las armas químicas abandonadas y viejas siguen sin ser destruidas.
La OPAQ señaló que desde la entrada en vigor de la convención se han destruido más de 72 mil toneladas métricas de armas químicas en el mundo.