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EN EL VOLCÁN HENGILL: Al pie de un volcán islandés, una planta recién inaugurada está succionando dióxido de carbono del aire y convirtiéndolo en roca, encerrando al principal culpable del calentamiento global.
Orca, basada en la palabra islandesa para «energía», realiza su trabajo de vanguardia en la planta de energía geotérmica Hellisheidi en el suroeste de Islandia.
Es la planta más grande del mundo que utiliza la tecnología de captura directa de aire (DAC) iluminando cada vez más la imaginación mientras el mundo lucha por evitar un calentamiento global catastrófico.
Sin embargo, DAC es la menos desarrollada de las tecnologías de eliminación de carbono promovidas como la clave para compensar el lento cambio de los combustibles fósiles.
Climeworks, una start-up suiza que acaba de construir la planta a unos 30 km de la capital, Reykjavik, en una alianza con empresas islandesas, no se desanima.
«Hay que aprender a caminar antes de poder correr», dijo Julie Gosalvez, encargada de marketing de la empresa.
Su empresa trabaja con Carbfix de Islandia, que ha sido pionera en el almacenamiento subterráneo de carbono, y ON Power, un proveedor local de electricidad geotérmica.
La empresa utiliza el método de Carbfix que imita, en formato acelerado, un proceso natural que puede llevar cientos de miles de años.
Al extraer CO2 del aire ambiente, la planta se diferencia de los tipos más tradicionales de proyectos de captura y almacenamiento de carbono (CCS) en chimeneas industriales altamente contaminantes.
La gigantesca estructura de acero que descansa sobre losas de cemento y está unida a un laberinto de tuberías es impulsada por la cercana planta de energía geotérmica.
La instalación está formada por ocho contenedores similares a los que se utilizan en el transporte marítimo, apilados por parejas.
Los ventiladores delante del colector aspiran aire ambiente y lo liberan, en gran parte purificado de CO2, a través de ventiladores en la parte posterior.
El director del proyecto, Lukas Kaufmann, dijo que «el material de filtro muy selectivo dentro de nuestros contenedores colectores» captura el dióxido de carbono.
CONVERTIDO EN ROCA
«Tan pronto como el filtro está lleno, lo cerramos y luego lo calentamos a unos 100 grados centígrados» para separar el gas puro, agregó Kaufmann.
Una vez libre de impurezas después del tratamiento en la sala de proceso contigua, el dióxido de carbono se canaliza bajo tierra a una distancia de 3 km hasta un área donde las cúpulas grises en forma de iglú salpican un paisaje lunar.
Disuelto en agua dulce, el gas se inyecta a alta presión en la roca basáltica entre 800 y 2000 metros bajo tierra.
La solución llena las cavidades de la roca y comienza el proceso de solidificación, una reacción química que la convierte en cristales blancos calcificados que ocurre cuando el gas entra en contacto con el calcio, magnesio y hierro en el basalto.
El CO2 tarda hasta dos años en petrificarse.
Carbfix insiste en que el método es el más seguro y estable para almacenar carbono por ahora.
El dióxido de carbono solo se volvería a liberar al aire si la roca se calentara a temperaturas muy altas, como en una erupción volcánica, dijo a la AFP Didier Dalmazzone, jefe del laboratorio de química de la escuela de ingeniería francesa ENSTA Paris.
El nivel de actividad volcánica aquí se considera bajo, con la última erupción hace 1.900 años.
La planta de Orca, cuya construcción costó entre 10 y 15 millones de dólares, puede absorber alrededor de 4.000 toneladas de CO2 al año.
La cantidad es pequeña según los estándares mundiales. Los modelos climáticos sugieren que el mundo necesita eliminar varios miles de millones de toneladas por año para 2050.
PROCESO COSTOSO
La CCS es uno de los métodos propugnados por los expertos para limitar el calentamiento global a 1,5 grados C desde los niveles preindustriales para el 2100.
Esa es la barrera vista como la única forma de prevenir un calentamiento global catastrófico.
Otros métodos de CCS capturan el CO2 antes de que ingrese a la atmósfera, sacándolo inmediatamente de las zonas de contaminación industrial altamente concentradas.
Pero el proceso de captura directa de aire (DAC), como el de Islandia, tiene como objetivo capturar las emisiones pasadas que ya se encuentran en la atmósfera.
Una gran parte de las emisiones de CO2 es difusa y no se puede capturar inmediatamente en la fuente, como las de aviones, automóviles y barcos.
Sin embargo, el método DAC está en sus inicios y se ve obstaculizado por la pequeña concentración de CO2 en la atmósfera.
Si bien la concentración mundial de CO2 batió un nuevo récord alarmante en 2020, representa solo una pequeña cantidad del aire total, al 0.041 por ciento.
Orca tiene que procesar dos millones de metros cúbicos de aire para capturar solo una tonelada de CO2, un proceso costoso que requiere grandes cantidades de energía, aunque Climeworks no quiso divulgar ningún detalle.
Según Dalmazzone, una opción sería capturar solo dos tercios del CO2 en el aire.
«Eso podría ser menos costoso y sería suficientemente bueno, porque el objetivo es eliminar algo de dióxido de carbono del aire, no todo el CO2».
Islandia es un lugar ideal para usar la técnica, con su abundancia de agua y el 70 por ciento de su energía primaria proviene de fuentes geotérmicas.
Pero el método puede no ser viable en todas partes.
Por lo tanto, Carbfix planea probar la inyección de agua salada para ver si el método se puede adaptar.
Mientras tanto, pronto se abrirá un centro de transferencia y almacenamiento de carbono en la bahía de Straumsvik, en las afueras de la capital, Reykjavik.
Apodado Coda Terminal, procesará el carbono capturado en sitios industriales en el norte de Europa y enviado a Islandia para su almacenamiento.
Se espera que un buque de primera operación pueda procesar 300.000 toneladas de CO2 por año para 2025, con un objetivo de 10 veces más en 2030.
