Trump afirmó el sábado que los Fundadores querían que tuviera inmunidad, pero Alexander Hamilton escribió lo contrario en The Federalist Papers.
Trump publicó en Truth Social: “Sin inmunidad presidencial, la Presidencia perderá su poder y prestigio y, bajo algunos líderes, no tendrá poder alguno. La Presidencia será consumida por los demás Poderes del Gobierno. ESO NO ES LO QUE QUERÍAN NUESTROS FUNDADORES”.
La afirmación de Trump es un absoluto galimatías.
Los fundadores dejaron muy clara su visión del poder ejecutivo y sus límites.
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En Federalista 69, Alexander Hamilton escribió para contrastar el poder de la presidencia con el de un rey o un déspota:
El Presidente de los Estados Unidos sería un funcionario elegido por el pueblo por CUATRO años; el rey de Gran Bretaña es un príncipe perpetuo y HEREDITARIO. Uno sería susceptible de castigo y deshonra personal; la persona del otro es sagrada e inviolable. El uno tendría una negativa CALIFICADA sobre los actos del cuerpo legislativo; el otro tiene un negativo ABSOLUTO. Uno tendría derecho a comandar las fuerzas militares y navales de la nación; el otro, además de este derecho, posee el de DECLARAR la guerra, y el de LEVANTAR y REGULAR flotas y ejércitos por su propia autoridad. Uno tendría un poder concurrente con una rama de la legislatura en la formación de tratados; el otro es el ÚNICO POSEEDOR del poder de celebrar tratados. Uno tendría una autoridad concurrente similar en el nombramiento de cargos; el otro es el único autor de todos los nombramientos.
Uno no puede conferir ningún privilegio; el otro puede convertir a los extranjeros en habitantes, a los plebeyos en nobles; puede constituir corporaciones con todos los derechos inherentes a las personas jurídicas. Uno no puede prescribir reglas relativas al comercio o la moneda de la nación; el otro es en varios aspectos el árbitro del comercio, y en esta capacidad puede establecer mercados y ferias, regular pesos y medidas, imponer embargos por tiempo limitado, acuñar moneda, autorizar o prohibir la circulación de monedas extranjeras. Uno no tiene partícula de jurisdicción espiritual; ¡el otro es el jefe supremo y gobernador de la iglesia nacional! ¿Qué respuesta daremos a quienes quieran persuadirnos de que cosas tan diferentes se parecen entre sí? Lo mismo se debería decir a quienes nos dicen que un gobierno, cuyo poder entero estaría en manos de los servidores electivos y periódicos del pueblo, es una aristocracia, una monarquía y un despotismo.
Los Fundadores diseñaron un sistema en el que el presidente no es un rey. Por diseño, un presidente no tiene poder absoluto o ilimitado sin responsabilidad alguna.
La lectura de las palabras de los Fundadores destaca la audiencia de la Corte Suprema sobre el reclamo de inmunidad de Trump.
Donald Trump no tenía inmunidad ilimitada como presidente y no la tiene como expresidente.
Hamilton escribió que los presidentes no son aristócratas, monarcas ni déspotas.
El poder presidencial es limitado y ningún presidente, por mucho que quiera estarlo, está por encima de la ley.
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Jason es el editor jefe. También es miembro del grupo de prensa de la Casa Blanca y corresponsal en el Congreso de PoliticusUSA. Jason tiene una licenciatura en Ciencias Políticas. Su trabajo de posgrado se centró en políticas públicas, con especialización en movimientos de reforma social.
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