La industria automotriz de Canadá emplea a más de 125.000 personas. Ottawa ha invertido miles de millones de dólares en apoyar su transición a los vehículos eléctricos y en consolidar una línea de suministro de baterías eléctricas a nivel nacional.
En una conferencia de prensa en Halifax, en la costa atlántica de Canadá, Trudeau dijo que la sobreproducción de vehículos eléctricos chinos y los cuantiosos subsidios estatales para su sector automotriz «requieren que tomemos medidas».
«A menos que queramos entrar en una carrera hacia el abismo, tenemos que mantenernos firmes, y eso es lo que estamos haciendo», dijo. En un comunicado, el gobierno calificó los aranceles como una respuesta a «esta amenaza extraordinaria».
El recargo para vehículos eléctricos, que se suma a los derechos de importación existentes del 6,1 por ciento, se impondrá a partir del 1 de octubre a los automóviles de pasajeros, camiones, autobuses y furgonetas de reparto eléctricos y ciertos híbridos chinos.
Además, Ottawa limitará la elegibilidad para los incentivos para vehículos eléctricos a aquellos fabricados en países con los que Canadá tiene acuerdos de libre comercio, lo que excluiría a China.
El impuesto adicional sobre las importaciones de productos de acero y aluminio procedentes de China entrará en vigor el 15 de octubre.