Castillo alojado en el mismo centro de detención que el expresidente Fujimori
La Fiscalía de Perú anunció este miércoles la detención del expresidente Pedro Castillo Terrones por la “comisión de un hecho en flagrancia” tras su intento fallido de disolver el Parlamento y su posterior juicio político por parte del Congreso.
Por lo tanto, Castillo se encuentra detenido por el delito de rebelión, dijo a periodistas la fiscal coordinadora Marita Barreto. “Hemos procedido conforme a la ley, se impuso un derecho fundamental, que es ser procesado o investigado por la acusación de un delito”, agregó Barreto.
El delito de rebelión conlleva una pena de entre 10 y 20 años de prisión, se explicó.
El ahora depuesto Presidente fue llevado junto al exjefe de Gabinete Aníbal Torres, uno de sus aliados más cercanos, al mismo recinto donde su colega el expresidente Alberto Fujimori cumple su condena de 25 años.
Luego de permanecer varias horas recluido en la Prefectura de Lima, Castillo fue trasladado bajo fuerte custodia a un cuartel policial en el distrito del Rímac para abordar un helicóptero que lo trasladó a la Dirección de Operaciones Especiales de la Policía (Diroes), también conocida como cárcel de Barbadillo.
Mientras era trasladado a este recinto, un equipo del Ministerio Público, encabezado por la Fiscal General Patricia Benavides, y la Policía Nacional ingresaron a Palacio de Gobierno, como parte de las diligencias previas contra Castillo por los presuntos delitos de rebelión y concierto para delinquir. También se allanaron varios ministerios en busca de pruebas adicionales en la investigación de la rebelión.
El Ministerio Público anunció el inicio de estas averiguaciones previas mientras Castillo se encontraba detenido en la Prefectura por presuntamente “quebrantar el orden constitucional”, tras ordenar esta mañana el cierre temporal del Parlamento y la instalación de un gobierno de emergencia nacional, que fue considerado como un intento de golpe de estado.
La medida no fue respaldada por la mayoría de los ahora ex miembros de su gobierno, ni por las Fuerzas Armadas, la Policía Nacional, la Corte Constitucional y el Poder Judicial.
Después de ser destituido de su cargo por el Congreso, Castillo fue detenido en un operativo supervisado por el fiscal Benavides, quien calificó la bravata de Castillo como una “violación del orden constitucional”.