Las exenciones indican que, como Washington, Beijing está profundamente preocupado por el dolor económico que anda en todo el país a medida que las dos economías más grandes del mundo se desacoplan.
Si bien Washington ha dicho que el status quo actual es económicamente insostenible y ya ofrece exenciones de tarifas a algunos bienes electrónicos, China ha dicho repetidamente que está dispuesto a luchar hasta el final a menos que Estados Unidos levante sus aranceles.
Pero debajo del bombardeo, la economía de China está entrando en la guerra comercial coqueteando con deflación. La demanda es débil y el gasto y el sentimiento del consumidor nunca se han recuperado adecuadamente de los niveles de pandemia.
El gobierno está impulsando a los exportadores afectados por tarifas a los mercados locales, pero las empresas dicen que las ganancias son más bajas, exigen más débiles y los clientes menos confiables.
Las exenciones son un mayor gesto de apoyo, aunque al permitir que se reanude un comercio, también reducen el dolor de la economía de los Estados Unidos y quitan algo de presión de la Casa Blanca.