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En la práctica, un impuesto a la herencia puede terminar en un juego del gato y el ratón. Los ultraricos pueden evitar fácilmente el impuesto a la herencia a través de la planificación fiscal, por ejemplo, regalando propiedades a la próxima generación durante su vida.
Como resultado, el eventual impuesto anual recaudado del impuesto de sucesiones era solo de unos 75 millones de dólares singapurenses en promedio, según el presupuesto de 2008. Esto lo convierte en una fuente insostenible de ingresos fiscales para el gobierno, en comparación con los recursos que deben movilizarse para recaudar este impuesto.
AMENAZA DE FUGA DE CAPITAL
Estos factores favorables a la supresión del impuesto de sucesiones siguen vigentes hoy en día. Nuestra posición arraigada como centro de gestión de patrimonio en la región se verá seriamente amenazada si se vuelve a introducir el impuesto a la herencia.
La probabilidad de éxodo de fondos y activos fuera de Singapur a otros países sin impuesto a la herencia es alta. Peor aún, algunos de nuestros ricos residentes pueden verse tentados a mudarse si eso puede salvarlos de una carga fiscal tan alta.
En consecuencia, es posible que se pierdan más ingresos fiscales si tomamos en cuenta el impuesto sobre bienes y servicios (GST, por sus siglas en inglés) sobre los artículos costosos que de otro modo podrían haber comprado o el impuesto sobre la renta a pagar por los miembros de su familia que obtienen ingresos por empleo o comercio.
Tal fuga de capital significa que la recaudación de impuestos seguirá siendo baja a menos que los impuestos se modifiquen para hacerlos más progresivos, con tasas impositivas mucho más altas y valores de exención más bajos a riesgo de diluir nuestro atractivo como centro de gestión de patrimonio.
