Tomemos, por ejemplo, cuánto dinero tenemos. Los ricos no piensan en los autos deportivos como inalcanzables, sino más bien como una sugerencia de lo que podría verse bien en su camino de entrada. Su riqueza moldea en parte su visión del mundo y cómo viven en él.
Si correr riesgos es parte de la personalidad de los ricos, será una experiencia relativamente normal en su compromiso cotidiano con el mundo.
Pero la investigación también ha demostrado que la personalidad no está grabada en piedra: cambia a lo largo de la vida en respuesta a las experiencias. Por ejemplo, una nueva experiencia de vida, como mudarse a la universidad o tener un hijo, puede alterar su visión del mundo de tal manera que su personalidad y la forma en que interactúa con el mundo cambien.
Si toma muchos riesgos en su vida cotidiana, esto se convierte en un reflejo de lo que lo hace ser quien es: aumenta su rasgo de personalidad que toma riesgos, lo que conduce a más experiencias de toma de riesgos, y así sucesivamente. Esto puede explicar por qué muchas personas ricas terminan volviéndose arriesgadas, ya sea que esté en sus genes o no.
¿VIVIR UNA VIDA AUTÉNTICA?
La gente rica puede ver la asunción de riesgos de manera bastante diferente a aquellos de nosotros, como yo, que nos consideramos reacios al riesgo.
Las actividades peligrosas para mí están lejos de mi propia personalidad. Entonces, cuando me encuentro participando en algo potencialmente riesgoso, fuera de mi experiencia habitual habitual, me siento muy incómodo.
Para los reacios al riesgo, «vivir la vida al máximo» no requiere salto base o escalada libre; estas cosas son inconsistentes con su experiencia.
Según esta lógica, tiene sentido que los ricos se involucren en experiencias riesgosas. Conducir coches rápidos, esquiar y saltar en paracaídas son expresiones normales de este tipo de aceptación del riesgo para muchas personas. Pero si eres muy rico, se abren ejemplos aún más extremos de experiencias muy peligrosas, que en última instancia pueden ayudarlos a vivir una vida auténtica: ser fieles a quienes son.