ADELAIDA, Australia: Hace unos 10 años, mientras trabajaba en el Badrutt’s Palace Hotel en la ciudad suiza de St Moritz, me sorprendió saber que un huésped pidió una vez que trajeran un elefante para entregarle un regalo de cumpleaños a su esposa. Y el hotel lo hizo posible, metiendo al elefante en el vestíbulo.
Este gesto exagerado simboliza lo que alguna vez significaron los viajes de lujo: riqueza y poder, expresados a través de grandes exhibiciones. Piense en millonarios y multimillonarios en lujosas suites y yates privados, disfrutando de servicios exclusivos que la mayoría de nosotros nunca soñaríamos, y mucho menos pediríamos.
El grupo consultor McKinsey define al viajero de lujo como alguien dispuesto a gastar 500 dólares o más por noche en alojamiento.
Pero el turismo de lujo está evolucionando. Gracias a los cambios demográficos, las preocupaciones sobre la sostenibilidad y el deseo de conexión pospandemia, los viajes de lujo se han vuelto más personales y significativos. Y los viajeros de lujo hoy en día no siempre son las élites súper ricas.
A pesar de la crisis del costo de vida, los viajes de lujo están en auge. Entonces, ¿qué está impulsando este crecimiento y cómo están cambiando los viajes de lujo?
UNA INDUSTRIA DE BILLONES DE DÓLARES
El sector de los viajes de lujo ha demostrado una resiliencia notable, incluso durante las recesiones económicas y la pandemia de COVID-19. A nivel mundial, se prevé que crezca de 1,4 billones de dólares en 2024 a 2,2 billones de dólares en 2030.
La región de Asia y el Pacífico está liderando el aumento con una tasa de crecimiento anual compuesta del 8,6 por ciento (una forma de medir el crecimiento que supone que las ganancias se reinvierten) de 2024 a 2030.
En Australia, la tendencia es similar: el mercado de viajes de lujo generó 37.400 millones de dólares en 2023 y se prevé que alcance los 70.000 millones de dólares en 2032.