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El arquitecto paisajista británico Joe Perkins tuiteó que usó GPT-4 para un proyecto de codificación, que un desarrollador «muy bueno» le había dicho que costaría £ 5,000 (US $ 6,000) y tomaría dos semanas.
«GPT-4 entregó lo mismo en 3 horas, por US$0,11», tuiteó. «Realmente alucinante».
Pero eso plantea la cuestión de la amenaza para los trabajos humanos, ya que el empresario Chen reconoce que la tecnología algún día podría construir una nueva empresa como la suya, o incluso una versión mejor.
«¿Cómo voy a ganarme la vida y no quedarme sin hogar?» preguntó, y agregó que contaba con que surgieran soluciones.
PREGUNTAS EXISTENCIALES
La inteligencia artificial omnipresente también cuestiona la autenticidad creativa, ya que las canciones, las imágenes, el arte y más son producidos por software en lugar de personas.
¿Los humanos evitarán la educación y confiarán en cambio en el software para que piense por ellos?
Y, ¿en quién se puede confiar para que la IA sea imparcial, precisa y adaptable a diferentes países y culturas?
AGI «probablemente nos llegue más rápido de lo que podemos procesar», dice Sharon Zhou, cofundadora de una empresa de inteligencia artificial generativa.
La tecnología plantea una pregunta existencial para la humanidad, dijo a la AFP.
«Si va a haber algo más poderoso que nosotros y más inteligente que nosotros, ¿qué significa eso para nosotros?» preguntó Zhou.
«¿Y nosotros lo enjaezamos? ¿O él nos enjaeza a nosotros?»
OpenAI dice que planea construir AGI gradualmente con el objetivo de beneficiar a toda la humanidad, pero ha admitido que el software tiene fallas de seguridad.
La seguridad es un «proceso», dijo el científico jefe de OpenAI, Ilya Sutskever, en una entrevista con MIT Technology Review, y agregó que sería «muy deseable» que las empresas «propongan algún tipo de proceso que permita lanzamientos más lentos de modelos con estas capacidades completamente sin precedentes».
Pero por ahora, dice Zhou, reducir la velocidad simplemente no es parte del espíritu.
«El poder se concentra en torno a aquellos que pueden construir estas cosas. Y toman las decisiones en torno a esto, y tienden a moverse rápido», dice ella.
El propio orden internacional podría estar en juego, sugiere.
“La presión entre EE. UU. y China ha sido inmensa”, dice Zhou, y agrega que la carrera de la inteligencia artificial invoca la era de la Guerra Fría.
«Definitivamente existe el riesgo con AGI de que si un país se da cuenta de eso más rápido, ¿dominará?» ella pregunta.
“Y entonces creo que el miedo es, no te detengas porque no podemos perder”.
