El miércoles se llevaron a cabo decenas de registros en oficinas de instituciones públicas y domicilios privados en el marco de una investigación en curso destinada a desarticular una red que emitía documentos de identidad rumanos fraudulentos a personas nacidas en Moldavia, Ucrania y Rusia.
Un fiscal de la Fiscalía del Tribunal Superior y agentes de la Inspección General de la Policía de Fronteras ejecutaron el miércoles 90 órdenes de registro.
Las redadas se llevaron a cabo en instituciones públicas y residencias privadas como parte de una investigación sobre sobornos y falsificaciones informáticas que involucraban a funcionarios públicos en el condado de Botoșani (norte de Rumanía). La investigación también abarca delitos como cohecho, tráfico de influencias, compra de influencias, falsificación de documentos oficiales, utilización de falsificaciones y falsificación de documentos privados.
La red presuntamente operaba a través de funcionarios de dos servicios de registro de población y dos ayuntamientos. Emitieron documentos de identidad rumanos que contenían información falsa a personas nacidas en Moldavia, Ucrania y Rusia.
La información falsificada incluía direcciones ficticias, y los beneficiarios nunca habían vivido -ni tenían intención de vivir- en los lugares indicados. Otros elementos de identificación modificados incluyen nombres, apellidos, fechas y lugares de nacimiento, lo que permite a los beneficiarios obtener documentos que acrediten la ciudadanía, identidad y residencia rumanas.
En muchos casos, se registraron beneficiarios de propiedades pertenecientes a ciudadanos rumanos fallecidos cuyas herencias no habían sido liquidadas o a ciudadanos que no podían dar su consentimiento por ausencia o incapacidad. Se hicieron declaraciones falsas de ocupación sin el conocimiento de los propietarios, a menudo utilizando firmas falsificadas o certificados falsificados de funcionarios del ayuntamiento que certificaban falsamente la propiedad.
En una aldea del condado de Botoșani, se registraron como residentes alrededor de 10.000 personas de Ucrania, Moldavia y Rusia. A la mayoría les dieron direcciones sin consentimiento, a menudo basándose en documentos fraudulentos o firmas falsificadas.
Se informó que el coste de obtener un documento de identidad rumano a través de la red oscilaba entre 350 y 400 euros.
(Sebastián Rotaru | Euractiv.ro)