El economista brasileño y exjefe del banco central Ilan Goldfajn ganó la carrera para liderar el banco de desarrollo más importante de América Latina, luego de que Argentina retirara a su propio candidato y Estados Unidos lo respaldara.
Goldfajn derrotó a sus principales rivales de Chile y México por la presidencia de la Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en la primera ronda de votación, obteniendo alrededor del 80 por ciento, según fuentes cercanas al proceso. Su nombramiento fue posteriormente confirmado por el BID.
El presidente de Argentina, Alberto Fernández, acordó en el último minuto dejar a su candidata, la funcionaria de relaciones económicas internacionales Cecilia Todesca, y respaldar a Goldfajn a cambio de un puesto de alto nivel para un argentino en el banco, según una fuente cercana al proceso.
El BID arregló fondos por más de US$23.000 millones para América Latina y el Caribe el año pasado y su presidente es elegido por los 48 países accionistas. Estados Unidos tiene la mayor cantidad de votos, con un 30 por ciento, seguido de Brasil y Argentina con un 11,4 por ciento cada uno, y México con un 7,3 por ciento.
Goldfajn se había despedido de su cargo actual como jefe del departamento del Hemisferio Occidental del FMI para postularse para el cargo. Enfrenta grandes desafíos en el BID, con sede en Washington, donde el personal de alto nivel aún está herido por la agitación que rodeó el mandato del presidente anterior, quien fue despedido en septiembre.
El cubanoamericano Mauricio Claver-Carone, nominado por Trump, fue destituido por los gobernadores del BID luego de que una investigación externa descubriera que probablemente había violado las reglas de ética al mantener una relación con una subordinada y darle dos grandes aumentos de sueldo. Claver-Carone y la mujer negaron tener una relación.
Goldfajn, de 56 años, nació en Israel, obtuvo un doctorado en economía del MIT y será el primer presidente brasileño del BID. Se presentó como una opción apolítica y tecnocrática que conduciría el banco de manera transparente y consensuada luego de los conflictos de la era Claver-Carone.
“Necesitamos motivar a la institución”, dijo al Financial Times en una entrevista la semana pasada. Agregó que si ganaba, sus principales prioridades serían usar la potencia del banco para abordar la pobreza, la desigualdad, la inseguridad alimentaria, el cambio climático y mejorar la infraestructura financiera de la región.
“Este debe ser un banco orientado a la evidencia y los datos, que observe cuándo los proyectos son efectivos”, dijo Goldfajn. “Hay que mirar los números. Me gustan los datos, me gusta mirar la evidencia”.
Las evaluaciones internas del BID sugirieron que era necesario mejorar la eficiencia de los préstamos existentes y optimizar el balance, agregó. “Es posible hacer más con el mismo capital”.
Washington había favorecido a Goldfajn desde una etapa temprana debido a su sólida experiencia y credenciales de gestión. Pero existía la preocupación de que sus posibilidades pudieran verse afectadas por la falta de apoyo del presidente electo de izquierda de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva.
Goldfajn fue nominado por el gobierno del presidente saliente de extrema derecha Jair Bolsonaro y dos figuras importantes cercanas a Lula habían cuestionado públicamente la elección. Sugirieron que la elección del BID debería posponerse hasta después de la toma de posesión de Lula el próximo año para permitir que el líder brasileño entrante presente su propio candidato, una idea que fue rápidamente rechazada por EE.UU.