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El jefe de Hezbollah, Hassan Nasrallah, instó el lunes (13 de mayo) a las autoridades libanesas a abrir los mares para que los barcos de inmigrantes lleguen a Europa, en medio de un creciente sentimiento antisirio y acusaciones de que Occidente está tratando de mantener a los refugiados en el Líbano.
Sus comentarios se produjeron en un aparente intento de presionar a la Unión Europea después de que anunciara a principios de este mes mil millones de dólares en ayuda al Líbano para ayudar a abordar la migración irregular.
Muchos en el Líbano, afectado por la crisis, han criticado el paquete de ayuda por centrarse en impedir que los refugiados abandonen el país, en medio de crecientes llamados para que regresen a sus hogares.
En un discurso televisado, Nasrallah pidió “una decisión nacional que diga: hemos abierto el mar… quien quiera partir hacia Europa, hacia Chipre, el mar está frente a usted. Toma un barco y súbete a él”.
Pero «no proponemos obligar a los sirios desplazados a abordar barcos y partir hacia Chipre y Europa», añadió en el discurso, transmitido por el canal de televisión Al-Manar del grupo.
Chipre, el miembro más oriental de la UE, está a menos de 200 kilómetros del Líbano y Siria, y quiere frenar las salidas de barcos de inmigrantes desde el Líbano hacia sus costas.
Actualmente a los refugiados «se les prohíbe (salir), por lo que recurren al contrabando y a los botes neumáticos, y hay ahogamientos en el mar, porque el ejército libanés está implementando una decisión política para impedirles migrar», añadió Nasrallah.
El Líbano dice que actualmente alberga a alrededor de dos millones de personas de la vecina Siria (el mayor número de refugiados per cápita del mundo), con casi 785.000 registrados en las Naciones Unidas.
El Líbano necesita decirle a Occidente que “todos tenemos que coordinarnos con el gobierno sirio para devolver a los desplazados a Siria y ofrecerles ayuda allí”, dijo Nasrallah.
También instó al parlamento del Líbano a presionar a la UE y a Washington para que levanten las sanciones a Siria que, según Damasco, están bloqueando los esfuerzos de ayuda y reconstrucción, y añadió: «Si no se levantan las sanciones a Siria, no habrá retorno» de los refugiados.
Los comentarios de Nasrallah se produjeron un día antes de que se espera que el Líbano reanude los “regresos voluntarios” de sirios, con docenas de familias a punto de pasar por dos cruces fronterizos terrestres en el este del país, un año y medio después de que se suspendieran dichos retornos.
La economía del Líbano colapsó a finales de 2019, convirtiéndolo en una plataforma de lanzamiento para migrantes, y los libaneses se unieron a los refugiados sirios y palestinos que realizaban peligrosos viajes con destino a Europa.
Algunos políticos libaneses han culpado a los sirios por el empeoramiento de los problemas de su país, y la presión a menudo aumenta antes de una conferencia anual sobre Siria en Bruselas, en la que los ministros se reunirán este año el 27 de mayo.
Grupos de derechos humanos, incluidos Amnistía Internacional y Human Rights Watch, han advertido que Siria no es un lugar seguro para los retornos.
