Según la ley de abuso sexual extendida de 2019, los líderes católicos laicos ahora eran responsables de los actos cometidos bajo su supervisión en organismos aprobados por el Vaticano.
El Papa Francisco habla durante su sermón mientras dirige una misa de Nochebuena para conmemorar la natividad de Jesucristo el 24 de diciembre de 2020 en la Basílica de San Pedro en el Vaticano. Imagen: AFP
CIUDAD DEL VATICANO – El Papa Francisco extendió el sábado una ley de 2019 para combatir el abuso sexual en la Iglesia al responsabilizar a los líderes católicos laicos por actos cometidos bajo su supervisión en organismos aprobados por el Vaticano.
Una carta, enviada directamente por el pontífice, también dijo que los adultos vulnerables podrían ser víctimas de sacerdotes depredadores, agregando la cláusula de vulnerabilidad. La versión anterior solo hablaba de menores y personas vulnerables.
“El texto actualizado especifica que ‘los fieles laicos que sean o hayan sido moderadores de asociaciones internacionales de fieles reconocidas o creadas por la Santa Sede [are responsible] por actos cometidos mientras estaban en el cargo», dijo el Vaticano en un comunicado.
La nueva ley entrará en vigor el 30 de abril.
“El documento incluye, y continúa incluyendo, no solo el abuso y la violencia contra niños y adultos vulnerables, sino que también cubre la violencia sexual y el acoso resultantes del abuso de autoridad”, dijo el Vaticano.
Desde Irlanda hasta Alemania y Estados Unidos, lidiar con los escándalos de abuso sexual infantil por parte de sacerdotes católicos ha sido uno de los mayores desafíos para el Papa.
Inicialmente, las cosas no fueron bien, con una comisión de protección de menores de 2014 socavada por las renuncias de dos miembros clave, mientras que en 2018, su defensa de un sacerdote chileno acusado de encubrir abusos provocó una reacción violenta.
El Papa creó una comisión de protección de menores que luego se integró en la Curia. En 2019, celebró una cumbre sin precedentes en la que escuchó a las víctimas y prometió una «batalla total» contra el abuso clerical.
Siguieron cambios concretos, desde abrir los archivos del Vaticano a los tribunales laicos, hasta hacer obligatorio informar a las autoridades de la Iglesia sobre sospechas de abuso y cualquier intento de encubrirlo.
Sin embargo, todo lo dicho en el confesionario sigue siendo sacrosanto.