El proyecto de ley de deforestación de la UE amenaza a los países de América Latina y África
Los legisladores europeos y los estados miembros de la UE firmaron un acuerdo el martes 6 de diciembre para prohibir la compra de productos como cacao, café y soja que contribuyen a la deforestación, aumentando la presión ejercida sobre las exportaciones brasileñas. La lista también incluye aceite de palma, madera, carne de res, caucho y productos derivados como pieles, chocolate, muebles y papel.
Además de Brasil, el acuerdo de la UE también debería afectar a países como Indonesia, Argentina, Ghana y Nigeria, ya que la importación de estos productos estará prohibida si está relacionada con la deforestación después de diciembre de 2023, explicó el Parlamento Europeo.
El texto de la legislación especifica que la prohibición tiene como objetivo proteger todo tipo de bosques. Las empresas importadoras serán consideradas responsables de su cadena de suministro y deben poder demostrar la trazabilidad a través de datos de geolocalización de cultivos.
“Es el café que bebemos por la mañana, el chocolate que comemos, el carbón que usamos en nuestras barbacoas, el papel en nuestros libros. Es radical, y eso es lo que vamos a hacer”, celebró Pascal Canfin, quien preside el comité de medio ambiente del Parlamento Europeo.
Según la ONG WWF, la UE es responsable del 16% de la deforestación mundial a través de sus importaciones y es el segundo mayor destructor de bosques tropicales después de China.
El texto fue sometido a votación en noviembre de 2021 por la Comisión Europea y aceptado en términos generales por los Estados miembros. Aún así, los eurodiputados votaron en septiembre para fortalecerlo con una expansión de la lista de productos, incluido el caucho.
El Parlamento Europeo pidió que el alcance de la regulación se extendiera a otros ecosistemas amenazados, como el bioma Cerrado (Brasil, Paraguay, Bolivia), similar a una sabana, de donde provienen algunas importaciones de soja de la UE.
La agencia de prensa brasileña O Globo publicó un artículo en septiembre de este año cuando se discutía la propuesta en el bloque europeo, en el que la Asociación Brasileña de Productores de Soja (Aprosoja) calificó la medida como “proteccionismo comercial disfrazado de preservación ambiental”. En ese momento, el Parlamento de la UE aprobó el proyecto de ley, pero aún necesitaba el respaldo de los 27 estados miembros.