El Tribunal General de la Unión Europea determinó que la Comisión Europea se equivocó al restringir el acceso a los contratos de compra de vacunas contra la COVID-19 a los ciudadanos, en una decisión dictada el miércoles (17 de julio).
Entre 2020 y 2023, la Comisión Ursula von der Leyen firmó contratos con varias empresas farmacéuticas, incluidas Pfizer, Moderna y Astra Zeneca, para comprar dosis de la vacuna contra la COVID-19.
En enero de 2021, cinco eurodiputadas verdes –Margrete Auken, Tilly Metz, Jutta Paulus, Kim van Sparrentak y la difunta Michèle Rivasi– pidieron a la Comisión acceso a estos contratos, en nombre del interés público.
Sin embargo, la Comisión publicó una versión censurada de los contratos, por lo que los eurodiputados decidieron recurrir ante el tribunal de Luxemburgo.
El miércoles, el tribunal anunció su hallazgos, “La Comisión no dio al público un acceso suficientemente amplio a los contratos de compra de vacunas contra la COVID-19”.
El tribunal criticó la negativa “parcial” de la Comisión a revelar los datos de los miembros del equipo negociador por razones de privacidad.
“Sólo teniendo los nombres, apellidos y detalles del rol profesional o institucional de los miembros del equipo en cuestión se podría haber constatado si los miembros de ese equipo tenían o no un conflicto de intereses”, se lee en el comunicado de prensa.
La eurodiputada francesa Manon Aubry (LFI, La Izquierda) criticó la “falta de transparencia” de la Comisión durante una rueda de prensa en el plenario de Estrasburgo el miércoles.
“En su sentencia de hoy, el tribunal ha reconocido la importancia de presentar justificaciones adecuadas ante cualquier reclamación por menoscabo de la confianza comercial”, declaró Metz a Euractiv.
En 2020, se gastaron 2.700 millones de euros para garantizar alrededor de mil millones de dosis de vacunas para los ciudadanos de la UE, según el Tribunal.
“Esta decisión es importante para el futuro, ya que se espera que la Comisión Europea emprenda más adquisiciones conjuntas en áreas como la salud y potencialmente la defensa”, añadió Metz.
Antes de la crucial votación de mañana sobre la reelección de von der Leyen como jefa de la Comisión, Metz añadió que “la nueva Comisión Europea tendrá que adaptar su gestión de las solicitudes de acceso a documentos para estar en línea con la decisión de hoy”.
Al mismo tiempo, la Fiscalía Europea (EPPO) está investigando el escándalo Pfizergate, donde von der Leyen está involucrada. Sospechoso de haber negociado un contrato de mil millones de dosis de vacunas Covid directamente por SMS con el director general de Pfizer, Albert Bourla, según el New York Times.
[Edited by Alice Taylor]
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Olivier Hoedeman, del Corporate Europe Observatory, afirmó que la sentencia era una victoria para la democracia: “Confirma nuestra experiencia: la Comisión optó por un secretismo de gran alcance para evitar rendir cuentas sobre su gestión de la estrategia de vacunas de la UE. Lo experimentamos de primera mano en nuestras solicitudes de acceso a la información sobre los contratos de vacunas contra la COVID-19 y las negociaciones entre la UE y las empresas farmacéuticas. Tuvieron que pasar casi dos años y la intervención reiterada del Defensor del Pueblo Europeo antes de que la Comisión publicara una cantidad significativa de documentos, y luego muchos de ellos fueron censurados en gran medida”.
La Comisión se vio ampliamente reivindicada
en un declaraciónLa Comisión Europea afirmó que seguiría estudiando las sentencias del Tribunal, pero se congratuló de que el Tribunal reconociera la validez de algunas de las expurgaciones de los acuerdos que protegían intereses comerciales, en particular las relativas a la ubicación de los centros de producción, las disposiciones sobre derechos de propiedad intelectual, los plazos de entrega y la información sobre pagos anticipados o pagos a cuenta.
En la sesión informativa del mediodía, el portavoz de la Comisión, Stefan de Keersmaeker, dijo que el tribunal había confirmado el 90% de las redacciones de la Comisión.
Además de la falta de información sobre los involucrados en las negociaciones, el Tribunal consideró principalmente que la Comisión no había explicado adecuadamente las definiciones de «mala conducta deliberada» o «máximos esfuerzos razonables».
En cuanto a las disposiciones relativas a la indemnización contenidas en los acuerdos, el Tribunal consideró que éstas habían sido acordadas por los Estados miembros y que esa información ya era de dominio público. Por consiguiente, el Tribunal no vio ninguna dificultad para que la Comisión compartiera esa información.
[Update by Catherine Feore]