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El escritor es profesor de derecho en la Facultad de Derecho Gould de la Universidad del Sur de California y autor de ‘High Wire: How China Regulates Big Tech and Governs Its Economy’.
El mes pasado, una nueva empresa china llamada DeepSeek sorprendió a la comunidad tecnológica internacional con su último modelo de inteligencia artificial de código abierto. DeepSeek-V3 ofrece un rendimiento comparable al de rivales estadounidenses mejor financiados, como OpenAI. Esta semana volvió a impresionar con R1, su incursión en razonamiento de IA.
DeepSeek no es algo único. Desde mediados del año pasado, empresas tecnológicas chinas como Alibaba, Tencent, ByteDance, Moonshot y 01.ai han ido reduciendo constantemente la brecha con sus pares estadounidenses, igualando sus capacidades y superándolas en rentabilidad.
Los logros de China en materia de eficiencia no son una casualidad. Son una respuesta directa a las crecientes restricciones a las exportaciones impuestas por Estados Unidos y sus aliados. Al limitar el acceso de China a chips avanzados de IA, Estados Unidos ha estimulado inadvertidamente su innovación.
Para reducir la dependencia de chips de alta gama extranjeros, las empresas chinas de IA han experimentado con enfoques novedosos en algoritmos, arquitectura y estrategias de capacitación. Muchos han adoptado un enfoque de “mezcla de expertos”, centrándose en modelos de IA más pequeños entrenados con datos específicos. Estos pueden ofrecer resultados potentes al tiempo que reducen los recursos informáticos.
DeepSeek-V3 encarna el éxito de este ingenioso enfoque. Según su informe técnico, el modelo se entrenó utilizando un centro de datos impulsado por GPU Nvidia H800, un chip menos avanzado que los últimos lanzamientos de Nvidia. A pesar de esto, DeepSeek completó la capacitación en solo dos meses a un costo de 5,5 millones de dólares, una fracción de las sumas supuestamente gastadas por empresas estadounidenses como OpenAI.
DeepSeek también ha reducido drásticamente los costos de inferencia, lo que le valió el sobrenombre de “Pinduoduo de la IA”, en referencia al modelo de negocios de reducción de costos del popular gigante chino del comercio electrónico de descuentos. Este avance tiene profundas implicaciones. Desafía la suposición generalizada de que la IA de vanguardia requiere enormes cantidades de poder computacional y muchos miles de millones de dólares. DeepSeek demuestra cómo el ingenio del software puede compensar las limitaciones del hardware.
También deja al descubierto los límites de los controles de exportación estadounidenses diseñados para frenar el progreso de la IA en China. Si bien estas medidas pueden generar perturbaciones a corto plazo, su impacto disminuye con el tiempo a medida que China innova para adaptarse.
La verdad incómoda para los formuladores de políticas estadounidenses es que los estrictos controles de exportación han obligado a las empresas tecnológicas chinas a volverse más autosuficientes, estimulando avances que de otro modo no habrían ocurrido.
Sin embargo, no todos están de acuerdo. Gregory Allen, director del Centro de IA Wadhwani, del centro de estudios del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, sostiene que China habría avanzado independientemente de las restricciones de EE. UU..
Ciertamente, el gobierno chino ha aspirado durante mucho tiempo a convertir al país en una superpotencia de IA. Pero su historial en la asignación de recursos es pobre. Las iniciativas dirigidas por el Estado a menudo resultan en ineficiencia, corrupción y despilfarro, una realidad claramente ilustrada por escándalos de alto perfil y el lento progreso en la industria de semiconductores del país.
Lo que las restricciones estadounidenses a la IA lograron inadvertidamente fue un poderoso incentivo comercial para que el sector privado de China llenara la brecha. Y si bien Estados Unidos suele dominar en investigaciones innovadoras, las empresas chinas sobresalen en ejecución, asequibilidad y difusión de productos. En comercio electrónico, vehículos eléctricos, paneles solares y baterías, han demostrado una impresionante capacidad de crecimiento.
El auge de DeepSeek es un vívido recordatorio de que las limitaciones pueden impulsar la innovación. Para la nueva administración de Donald Trump, esto plantea una pregunta incómoda: ¿las sanciones cada vez más estrictas contra China acelerarán el progreso que pretenden suprimir?
