El presidente francés, Emmanuel Macron, dijo el jueves (23 de mayo), después de un día de conversaciones en Nueva Caledonia, que retrasaría una reforma electoral que había provocado disturbios mortales en la isla del Pacífico gobernada por Francia, y trataría de buscar un nuevo acuerdo político.
Hablando en la capital, Numea, después de reunirse con líderes políticos locales, Macron dijo que su objetivo final aún era convertir la medida en ley, pero sólo si regresa la paz y se puede forjar un pacto más amplio sobre el futuro de la isla.
«Estoy comprometido a garantizar que esta reforma no se implemente por la fuerza», dijo frente al edificio del Alto Comisionado francés.
Al menos seis personas han muerto en más de una semana de disturbios por los planes que permitirían votar a miles de residentes franceses más que han vivido en Nueva Caledonia durante 10 años.
París dice que la medida es necesaria para mejorar la democracia: casi una cuarta parte de sus 271.000 habitantes se identifican como europeos, principalmente franceses. Los líderes de los indígenas canacos quieren que se rescinda la reforma por temor a que diluya su voto y dificulte la aprobación de cualquier futuro referéndum sobre la independencia.
Macron, que llegó a la isla a primera hora del jueves, dijo que su prioridad inmediata era restablecer la calma, recuperar zonas afectadas por la violencia y el desorden y ayudar a lograr el diálogo político.
El estado de emergencia se levantará si se eliminan los bloqueos de carreteras, afirmó.
«Dentro de un mes» haría un balance de la situación, «y tomaría decisiones sobre el seguimiento institucional a dar», añadió.
‘Insurrección sin precedentes’
Macron dijo que la reforma electoral tenía “legitimidad democrática” después de ser aprobada por los legisladores en París. Dijo que no había dudas sobre la legitimidad de un referéndum de 2021 que mostró una abrumadora mayoría contra la independencia.
Los partidos independentistas boicotearon el plebiscito y muchos indígenas canacos se negaron a participar, alegando la pandemia de COVID-19 y otras razones.
Otros líderes locales quieren que se suspendan las reformas electorales para dar tiempo a un diálogo más amplio sobre el futuro de la isla.
Las listas electorales fueron congeladas por el Acuerdo de Numea de 1998 que puso fin a años de violencia al delinear un camino hacia la autonomía gradual. Pero la expiración del pacto en 2021 y el boicot canaco al referéndum de independencia llevaron a un impasse político.
Más temprano el jueves, Macron voló en helicóptero sobre áreas devastadas por incendios provocados, mientras las excavadoras trabajaban para retirar los escombros.
Describió los disturbios como “una insurrección sin precedentes cuyo grado de violencia nadie habría anticipado” y dijo que se mantendría seguridad adicional por un total de 3.000 personas, incluso durante los Juegos Olímpicos de París de este verano, si fuera necesario.
Macron lamentó que no existiera una “visión común” para el futuro de Nueva Caledonia. Reconoció que las desigualdades habían aumentado y que las protestas habían dejado al descubierto una fea corriente subyacente de racismo.
Nueva Caledonia es la tercera minera de níquel del mundo, pero el sector está en crisis y uno de cada cinco habitantes vive por debajo del umbral de pobreza en un territorio con enormes desigualdades económicas.