Fitch Ratings cree que la coalición Lacalle Pou tiene suficiente capital político para enfrentar desafíos y reformas muy necesarias
La coalición gobernante del presidente uruguayo Luis Lacalle Pou espera usar su capital político tras la victoria en el referéndum del 27 de marzo que rechazó revocar un tercio del programa de su gobierno, promulgando reformas en la segunda mitad de su mandato de cinco años, según el último Fitch Rating Reportaje sobre Uruguay.
Estos incluyen abordar problemas clave de competitividad: costos de combustible, resultados educativos decrecientes, rigideces del mercado laboral y apertura comercial limitada. Una prioridad posterior al referéndum también será la reforma de las pensiones, que es crucial para la sostenibilidad fiscal a largo plazo.
El 27 de marzo, los uruguayos votaron “no” a la revocación de 135 de los 476 artículos de la “ley de consideración urgente” (LUC) de 2020 en un referéndum popular iniciado luego de una campaña de firmas el año pasado por parte de la coalición opositora Frente Amplio. Fitch Ratings cree que el resultado muestra que el gobierno ha mantenido el apoyo del electorado en sus primeros dos años, en parte a través de su gestión eficaz de la pandemia, pero queda por ver hasta qué punto puede capitalizar esto para avanzar en las reformas económicas.
El voto para defender la LUC tiene más importancia simbólica que consecuencias políticas directas. Pero la votación fue ampliamente vista como un referéndum sobre el propio gobierno, que se acerca a la mitad de su mandato de cinco años. El estrecho margen de victoria (49,9% contra 48,8% de los votos elegibles) podría limitar el capital político que otorga. Pero fue similar al margen de Lacalle Pou en la segunda vuelta presidencial de noviembre de 2019 (50,0% a 48,4%), lo que indica que mantuvo el apoyo a pesar de la política fiscal conservadora, las pérdidas de salarios reales y los aumentos en el precio del combustible.
Además, la posición personal y el apoyo de Lacalle Pou, según la mayoría de las encuestas de opinión pública, está mucho más cerca del 60% y es el más alto de mitad de mandato de cualquier presidente desde la recuperación de la democracia en Uruguay en 1985, y las tres principales fuerzas políticas han rotado en el cargo.
Y aunque la agenda ha logrado un progreso limitado hasta ahora, en parte debido a la diversidad ideológica dentro de la coalición gobernante, es importante un progreso más sustancial en las reformas estructurales para levantar el débil crecimiento potencial (estimado en 2,1% por un consejo fiscal recién formado). La inversión/PIB aumentó a 18,4% en 2021 desde un mínimo de 14,6% en 2019, impulsada por la construcción de la planta de celulosa UPM (el proyecto de inversión más grande de la historia de Uruguay), pero sigue siendo baja en relación con sus pares regionales y calificadores. El capital argentino que huye de la administración Kirchner también encuentra refugio en Uruguay.
La victoria también podría reforzar la capacidad del gobierno para mantener una política macroeconómica prudente. Este fue un factor clave en la revisión de Fitch de la Perspectiva de la calificación soberana ‘BBB-‘ de Uruguay a Estable en diciembre de 2021.
En sus primeros dos años en el cargo, el gobierno ha logrado un progreso significativo en la consolidación fiscal, lo que refleja medidas de alivio de la pandemia bien dirigidas, ingresos resilientes y aumentos salariales por debajo de la inflación que dieron como resultado ahorros en los salarios públicos y beneficios de pensión indexados. El gobierno promete una recuperación de los salarios reales que podría erosionar algunos de estos ahorros, pero su sólida posición política podría ayudarlo a navegar esta disyuntiva con prudencia.