Funcionario cubano dice que está bien retener ingresos excedentes de trabajadores de empresas extranjeras
El ministro de Comercio Exterior de Cuba, Rodrigo Malmierca, dijo en una entrevista con la revista local Bohemia la semana pasada que veía una contradicción en que los trabajadores de las empresas globales ganaran más que los que hacían el mismo trabajo para el Estado local.
“Hemos sido muy cuidadosos en tratar de evitar a esa gente que trabaja con inversiones de capital extranjero, simplemente por eso, y tal vez haciendo lo mismo [work] como otro [individual] en una empresa estatal gana mucho más”, explicó Malmierca.
Agregó que para evitar que los salarios de los trabajadores de empresas extranjeras marquen tanta diferencia, el gobierno cubano tiene sus propias agencias de empleo con sus propias políticas.
El salario de los trabajadores cubanos contratados por empresas extranjeras “es algo que hemos tratado de preservar a través de las agencias de empleo, aunque a los inversionistas extranjeros no les gusta. También hay otras cosas que no les gustan y no las vamos a cambiar”, agregó el ministro.
Los salarios que ganan los trabajadores cubanos con empleadores extranjeros están muy por encima de lo que perciben las personas cuando trabajan para el Estado cubano. Pero esos inversionistas extranjeros todavía consideran que los ingresos oficiales son simplemente una parte de las ganancias de alguien, lo que sigue siendo insuficiente en medio de una inflación vertiginosa.
La agencia de empleo de Cuba también llega a determinar quién puede o no ser contratado por empresas extranjeras e impide que los trabajadores reciban su salario completo, al retener la diferencia entre su salario y el de otra persona que trabaja donde Gobierno y empleador y uno mismo.
El régimen cubano analiza minuciosamente cada propuesta de inversión, que solo se aprueba si responde a los intereses nacionales. “No es así en el resto del mundo, pero en Cuba esa es la garantía de que esa inversión extranjera tributa en los planes de desarrollo económico y social, no sacrificamos la soberanía, el financiamiento tiene una fuente legal, y no es una hipoteca para el futuro”, prosiguió el ministro.
Malmierca también afirmó que las inversiones extranjeras no estaban funcionando como el gobierno quisiera, como resultado del embargo estadounidense. También reconoció que las transferencias de capital se habían vuelto cada vez más difíciles. “Activaron el Título III de la Ley Helms-Burton, que permite a ciudadanos o empresas demandar a cualquier empresa, cubana o extranjera, en los tribunales de Estados Unidos. Todos estos son obstáculos reales y objetivos que crean mucho miedo entre los inversores potenciales”.
También admitió que había otros problemas como la deuda externa de Cuba. “Si el interesado se guía por los criterios de las calificadoras de riesgo internacionales, no es un país atractivo para invertir”, reconoció Malmierca. Agregó que “tenemos otros problemas subjetivos, relacionados con carencias y fallas internas”, como “las demoras en los procesos de negociación” así como la “mala elaboración de proyectos y grupos de negociación”. (Fuente: Cubanet)