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El jefe de Petrobras ha sido destituido tras las tensiones con el gobierno izquierdista de Luiz Inácio Lula da Silva, que ha tratado de ejercer una mayor influencia sobre la importante petrolera estatal de Brasil.
El presidente ejecutivo, Jean Paul Prates, planeaba ofrecer su renuncia a la junta directiva, dijo Petrobras el martes por la noche, poniendo fin a semanas de incertidumbre sobre su futuro en el grupo de 108.000 millones de dólares.
La decisión de destituir al máximo directivo del mayor productor de crudo de América Latina fue tomada por el gobierno de Brasilia, según dos personas con conocimiento directo del asunto.
Las fricciones habían ido en aumento desde que Prates no estuvo de acuerdo con los miembros de la junta designados por el gobierno este año sobre si Petrobras debería pagar un dividendo extraordinario a los accionistas.
Desde que regresó a la presidencia el año pasado, Lula ha presionado a Petrobras para que reduzca los pagos a los inversores y, en cambio, invierta más en áreas como energía renovable y refinerías, con el objetivo de estimular la actividad económica.
El gobierno ha sido acusado de interferencia política por críticos que temen que se repita la mala gestión y el escándalo en Petrobras que ocurrió durante el anterior gobierno de izquierda.
Los recibos de depósito estadounidenses de la compañía cayeron un 6 por ciento en las operaciones fuera de horario en Nueva York tras la noticia de la inminente salida de Prates.
Petrobras dijo que el Ministerio de Energía y Minas había elegido a Magda Chambriard, ex jefa del regulador brasileño de petróleo y gas, para reemplazar a Prates. Su nominación debe ser aprobada por la junta.
Prates, de 55 años, ex senador del partido de Lula, tenía experiencia previa en el sector energético y asumió el cargo en enero de 2023 después de ser elegido personalmente por el líder izquierdista. Su salida es la quinta de un jefe de Petrobras en tres años.
La compañía con sede en Río de Janeiro es el séptimo productor de petróleo del mundo por producción, según la consultora Rystad Energy.
Mientras luchaba por cuadrar las demandas de los inversores externos con el Estado brasileño, Prates también chocó con el ministro de energía, Alexandre Silveira, quien criticó a Petrobras por no reducir lo suficiente los precios del combustible.
Los políticos de izquierda acusaron al jefe del ejecutivo de estar demasiado alineado con los accionistas del sector privado.
Durante el gobierno del anterior presidente de derecha Jair Bolsonaro, la compañía buscó centrarse en la producción de petróleo y gas en alta mar, vendiendo activos considerados no esenciales. Lula criticó el enfoque y ha instado a Petrobras a ser un grupo energético diversificado.
La compañía informó esta semana una ganancia neta de 23.700 millones de reales (4.800 millones de dólares) para el primer trimestre de 2024, un 38 por ciento menos que en el mismo período del año anterior.
El gobierno brasileño posee una participación accionaria del 36,8 por ciento en Petrobras, pero posee más de la mitad de los derechos de voto.
Información adicional de Beatriz Langella en São Paulo
