Haití: nuevos ataques de Viv Ansamm informados
La crisis de Haití parece más grave y interminable por hora
Los ataques de la coalición de pandillas Viv Ansanm en la ciudad de Kenscoff se informaron el pasado fin de semana pasado, con cinco policías heridos y uno desaparecido. La organización criminal también incendió tres vehículos oficiales y robó equipo táctico. Los perpetradores usaron rifles de asalto y chalecos a prueba de balas.
Los residentes afirman que las autoridades no hacen nada en medio de la creciente violencia, lo que ha causado 262 muertes (115 civiles, 147 pandilleros) y desplazado a más de 3.000 personas de enero a marzo, según el Binuh de las Naciones Unidas.
La Dirección General de la Policía admitió cuestiones de comando y disciplina e investiga a los oficiales que abandonaron sus puestos. Binuh señaló respuestas iniciales inadecuadas por las fuerzas de seguridad.
En este escenario, la República Dominicana deportó a 14.874 haitianos entre el 1 y 12 de abril cuyo estado migratorio no cumplía con las normas actuales, ya que el presidente Luis Abinader fortaleció estos controles.
La Dirección General Dominicana de Migración (DGM), respaldada por 160 agentes de acción rápida, las Fuerzas Armadas y otras agencias de seguridad, realizó 176 redadas en las que fueron detenidos 9.393 haitianos, con otros 5,481 capturados por otras agencias.
La ciudad de Higüey vio el mayor número de arrestos (2,327), seguido de Santo Domingo (1,968) y Santiago de Los Caballeros (1,232). Las deportaciones ocurrieron diariamente, alcanzando su punto máximo en 1.524 el 8 de abril.
La mayoría de las repatriaciones fueron a través de puntos fronterizos como Dajabón (3,435) y Elías Piña (3,255), con otros de centros de detención en Haina (5,194) y Santiago (1,042).
El DGM enfatizó el cumplimiento de las leyes de inmigración, el respeto por los derechos humanos y un compromiso para mantener el orden público y la seguridad nacional.
Además, las organizaciones de prensa destacaron que los periodistas haitianos enfrentaron peligros extremos que cubrían la crisis, y el país se clasifica más alto para los asesinatos de periodistas impunes. Las pandillas han atacado a los medios de comunicación, robando equipos y matando a reporteros, incluidos dos durante un hospital de Nochebuena en la reapertura. Los periodistas ahora usan motocicletas, viajan en grupos y confían en los teléfonos celulares después de perder equipos profesionales.