La Conferencia sobre el futuro de Europa, lanzada en marzo, busca dar voz a los ciudadanos de la UE para determinar las prioridades del bloque. Nathalie Colin-Oesterlé hace un balance de lo que se ha logrado hasta ahora.
Nathalie Colin-Oesterlé es eurodiputada del Partido Popular Europeo (PPE) y miembro de la Conferencia sobre el futuro de Europa.
Hace un año falleció el ex presidente francés Valéry Giscard d’Estaing. El hombre que declaró en 1957 que tenía “una fe razonada en Europa” durante el debate sobre la ratificación del Tratado de Roma en Francia, nunca dejó de “soñar y hacer soñar a la gente con Europa”.
Hasta el final, quiso escribir y dar forma a Europa, y en abril de 2020 pidió que “la salud pública se decida a nivel comunitario”.
Giscard d’Estaing también fue, a principios de la década de 2000, el presidente de la “Convención sobre el futuro de Europa”.
Encargado de reformar el funcionamiento de la UE y hacerla más eficiente y transparente, este ejercicio permitió a sus 105 miembros -representantes nacionales, eurodiputados y miembros de la Comisión Europea- proponer un proyecto de Constitución europea.
El ejercicio fue rechazado en los referendos celebrados en Francia y los Países Bajos, pero sentó las bases del Tratado de Lisboa firmado en 2007.
Casi veinte años después, el presidente francés Emmanuel Macron propuso la idea de una “Conferencia sobre el futuro de Europa”.
La conferencia, que se supone se celebrará en la primavera de 2022, coincide con la toma de posesión de la presidencia del Consejo de la UE por parte de Francia y las elecciones presidenciales francesas, y no debe utilizarse como un mero truco de comunicación en beneficio de Macron.
En cuanto a su organización, la “Conferencia” recuerda extrañamente a la “Convención” propuesta por Giscard d’Estaing, pero con una diferencia notable, es que los ciudadanos europeos, incluso los no electos, están involucrados en el proceso.
Lamentablemente, este ejercicio democrático y sin precedentes sigue siendo desconocido para el público en general y es ignorado por los medios de comunicación nacionales.
Sin embargo, la Conferencia sobre el futuro de Europa ofrece perspectivas sin precedentes. En 70 años de construcción europea, es la primera vez que los ciudadanos tienen la oportunidad de decidir por sí mismos sobre el futuro de la Unión, sobre su futuro.
A través de paneles temáticos, o mediante una plataforma en línea dedicada, cualquier ciudadano de la UE puede establecer sus prioridades para la Europa del mañana en diversas cuestiones como la economía, la democracia, el medio ambiente, la salud o el lugar de la UE en el mundo.
En la primavera de 2022, al final de la conferencia, se publicará un informe final. Este resumen de propuestas concretas se incorporará a la legislación europea.
En un momento en el que Europa está amenazada por populistas de todo tipo que quisieran deconstruir la Unión o por los partidarios de una Europa feliz e ilusoria, la Conferencia es un evento importante para superar el famoso «déficit democrático» de la UE y debemos lograrlo. conocido.
También es una oportunidad para mostrar a nuestros ciudadanos lo que Europa hace por ellos y el impacto positivo que tiene la UE en su vida diaria.
La pandemia es un buen ejemplo. Nunca hubiéramos podido vacunar a nuestros ciudadanos tan rápidamente y a una escala tan grande sin la compra conjunta de vacunas a nivel europeo. Nunca hubiéramos podido volver a viajar, tan libremente, a pesar de la pandemia, sin los certificados europeos COVID-19.
La Conferencia es una oportunidad para cambiar el rumbo, para moldear con vigor y determinación la Europa del futuro, una Europa que es innovadora e inicia el cambio. No debemos escuchar a la ciudadanía con el oído distraído, ni instrumentalizar el ejercicio con fines electorales.
El informe final será el primer paso. A continuación, corresponderá a las instituciones eliminar los obstáculos legales que puedan impedir que estas propuestas se hagan realidad.
Como tomadores de decisiones europeos, tendremos que mostrar valentía, voluntad y ser capaces de eliminar todos los obstáculos legales para satisfacer las expectativas legítimas de los ciudadanos. Los retos a los que nos enfrentamos son numerosos: sanitarios, medioambientales, económicos, migratorios, de seguridad…
Sobre todos estos temas, necesitamos una respuesta europea con más cooperación, armonización y solidaridad entre los 27 estados miembros.
Tomemos el ejemplo muy concreto de la salud, tema mencionado por Giscard d’Estaing en su discurso de abril de 2020.
Hoy en día, la Unión solo tiene una competencia de apoyo y coordinación en este ámbito, lo que significa que los Estados miembros siguen siendo casi exclusivamente competentes. Sin embargo, como han expresado los ciudadanos de la UE durante los distintos actos organizados en el marco de la Conferencia, la crisis nos ha enseñado que más Europa en el ámbito de la salud es vital.
Para estar mejor equipado contra futuras pandemias, la respuesta debe ser europea y las competencias de la UE deben reforzarse.
Es con los 27 miembros de la UE que lograremos recuperar nuestra soberanía sanitaria para que se produzcan medicamentos y equipos médicos estratégicos en Europa.
Juntos también conseguiremos garantizar un acceso sostenible, justo y seguro a la asistencia sanitaria en la UE, ya sea generalizando la práctica de compra grupal (que ha demostrado su eficacia con la vacuna) o facilitando la movilidad de los trabajadores sanitarios.
Todos los ciudadanos de la UE deben poder beneficiarse de tratamientos innovadores de vanguardia y la Unión debe ser pionera en la investigación para hacer frente a flagelos como el cáncer o las enfermedades raras.
La solidaridad europea no es una palabra vacía, han entendido los ciudadanos de la Conferencia: es colectivamente que lograremos hacer frente a estos desafíos y construir un futuro sostenible para nuestros niños.