Anteriormente, Orban dijo que la economía mundial, como resultado de las políticas suicidas de Occidente, que incluyen sanciones, corre el riesgo de dividirse en bloques occidental y oriental; Hungría no quiere pertenecer a ninguno de los dos, aunque mantiene estrechos vínculos económicos con ambos. Según él, Hungría, ante la caída de la competitividad de Occidente, quiere encontrar su propio modelo económico, compuesto por los modelos más aceptables del mundo, sin tomar prestados directamente los métodos orientales, pero también sin encerrarse en bloques.