TOKIO: La inflación de los servicios de empresa a empresa de Japón alcanzó un máximo de ocho años en el año fiscal que finalizó en marzo, según mostraron los datos el martes, una señal de que la presión inflacionaria se estaba ampliando más allá de los bienes, lo que reflejaba un mercado laboral ajustado y una demanda interna sólida.
Los datos pueden mantener vivas las expectativas del mercado de que el nuevo gobernador del Banco de Japón (BOJ), Kazuo Ueda, elimine gradualmente el programa de estímulo masivo del banco en los próximos meses.
El índice de precios al productor de servicios, que mide los precios que las empresas se cobran entre sí por los servicios, aumentó un 1,8 por ciento en el año fiscal 2022, más que un aumento del 1,2 por ciento en el año anterior, mostraron datos del BOJ el martes. Fue el ritmo de aumento más rápido desde el año fiscal 2014, cuando aumentó un 3,3 por ciento.
En marzo, el índice subió un 1,6 por ciento respecto al año anterior, marcando el vigésimo quinto mes consecutivo de aumento interanual, según mostraron los datos. Siguió a una ganancia revisada del 1,7 por ciento en febrero.
La ganancia en marzo fue impulsada en gran parte por un repunte en el turismo interno y entrante con tarifas hoteleras que aumentaron un 32,4 por ciento respecto al año anterior, lo que refleja la eliminación de las restricciones de COVID-19 por parte del gobierno, mostraron los datos.
Los datos se produjeron después de que las principales empresas acordaran sus mayores aumentos salariales en un cuarto de siglo en conversaciones laborales anuales con los sindicatos en marzo, una señal de que el país finalmente podría estar sacudiéndose la mentalidad deflacionaria pegajosa del público.