LONDRES: La inflación británica volvió a subir por encima del 10 por ciento en septiembre debido al aumento de los precios de los alimentos, según mostraron datos oficiales el miércoles (19 de octubre), con el país afectado por una crisis del costo de vida.
El Índice de Precios al Consumidor se aceleró al 10,1 por ciento anual, frente al 9,9 por ciento de agosto, dijo la Oficina de Estadísticas Nacionales en un comunicado.
La tasa de septiembre igualó el nivel de julio y es la más alta en 40 años como resultado también de las altísimas facturas de energía.
“Entiendo que las familias de todo el país están luchando con el aumento de los precios y las facturas de energía más altas”, dijo el nuevo ministro de Finanzas de Gran Bretaña, Jeremy Hunt, en un comunicado separado.
«Este gobierno dará prioridad a la ayuda para los más vulnerables mientras brinda una estabilidad económica más amplia e impulsa un crecimiento a largo plazo que ayudará a todos».
El gobierno se ha visto sacudido por el caos en los mercados a raíz de un presupuesto que prometía recortes de impuestos sin coste alguno.
Desde entonces, la mayoría de esas medidas se han revertido, dejando La primera ministra Liz Truss lucha por salvar su trabajo.
Tras las críticas generalizadas sobre el presupuesto, Truss despidió al predecesor de Hunt, Kwasi Kwarteng, después de menos de seis semanas en el cargo.
Los analistas dijeron que los datos del miércoles presionarían al Banco de Inglaterra para que siga elevando su principal tasa de interés en cantidades considerables.
Capital Economics señaló que el BoE podría aumentar su tasa hasta en un punto porcentual a 3,25 por ciento en su próxima reunión en noviembre.