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Chad ha adoptado resoluciones que retrasan dos años las elecciones democráticas y permiten que el líder interino Mahamat Idriss Deby permanezca en el poder y sea elegible para postularse para presidente en la eventual votación.
Las decisiones han consternado a algunas fuerzas de la oposición y desafían las repetidas advertencias de los Unión AfricanaEstados Unidos y otras potencias extranjeras que la junta no debe monopolizar el poder extendiendo la transición o presentando candidatos presidenciales.
Las autoridades militares originalmente prometieron una transición de 18 meses a las elecciones cuando deby tomó el poder en abril de 2021 después de que su padre, el presidente Idriss Deby, muriera en el campo de batalla durante un conflicto con los insurgentes.
Según el nuevo plan, aprobado el sábado, la transición que debía finalizar este octubre se ha extendido por dos años, lo que significa que las elecciones tendrían lugar alrededor de octubre de 2024.
También permite que Deby permanezca en el poder hasta la votación, aunque su Consejo Militar de Transición se disolverá y será reemplazado por un gobierno de transición designado por Deby.
Malí, Burkina Faso y Guinea también han sufrido golpes desde 2020, lo que hace temer un retroceso hacia el gobierno militar en una región que había logrado avances democráticos en la última década.
Desgarrado por el conflicto y la sequía, Chad es uno de los países más pobres del mundo y también tiene algunos de los niveles más altos de hambre. Alrededor de 2 millones de personas se enfrentan a una grave escasez de alimentos este año, según el Programa Mundial de Alimentos.
El líder de la oposición, Brice Mbaimong Guedmabaye, dijo que las resoluciones fueron forzadas durante el curso conversaciones nacionales que la junta había prometido sería un foro inclusivo para negociar el camino de regreso a la democracia.
«Hay grupos de presión que están haciendo todo lo posible para mantener a la junta en el poder en contra de la voluntad del pueblo», dijo Guedmabaye, quien es presidente del partido Movimiento de Patriotas Chadianos por la República.
El diálogo nacional fue presentado como una ruta hacia un consenso político entre las autoridades, la oposición política, los representantes de la sociedad civil y los grupos rebeldes, pero muchos lo han boicoteado, incluido el grupo insurgente más poderoso, el Frente para el Cambio y la Concordia en Chad (FACT ) que amenazó con marchar sobre la capital el año pasado.
Algunos participantes en las conversaciones están preocupados por la probable reacción internacional que podría aislar a Chad y obstaculizar el desarrollo económico del país productor de petróleo, donde alrededor del 42% de la población vive por debajo del umbral de la pobreza, según el Banco Mundial.
«Tememos las sanciones de la Unión Africana y la comunidad internacional, que solo empeorarán el sufrimiento del pueblo chadiano», dijo Daouda Elhadj, quien participa en las conversaciones como jefe de una organización de protección del consumidor.
(Reuters)
